Anteriormente, en la crónica del Caspe Bass 2016 comentábamos que este año está siendo un año atípico con respecto a competiciones debido a la situación que estamos viviendo por la sentencia judicial que establece el sacrificio de algunas especies, entre ellas el bass y el lucio.
La acertada suspensión de las competiciones sociales en nuestro club debido a la fuerte oposición de la Consellería de Medio Ambiente de la Comunidad Valenciana a que podamos practicar la pesca y posterior devolución al agua de nuestros peces, ha hecho que quisiéramos recuperar las sensaciones que ofrece la competición y que nos planteáramos el asistir a la competición nacional de lucio por excelencia: el Open de Lucio, que se celebra en el extremeño embalse de Orellana el 29 y 30 de octubre.
En esta ocasión, mi habitual compañero David García no podía acompañarme así que le propuse a un compañero del trabajo, aficionado a la pesca, que me acompañara. Paul no había asistido nunca a una competición ni tampoco había pescado ningún lucio anteriormente, por tanto, la ilusión y ganas que tenía era tremenda.
Como en cualquier competición, la preparación era fundamental para afrontarla de manera que se minimicen los contratiempos y tratar de obtener resultados. Por una parte, había que preparar el material necesario para pescar y para manipular al lucio. Por otra parte, dedicamos tiempo a estudiar y obtener información del embalse para decidir dónde pescar.
Buena parte de la preparación del material la hicimos gracias a la colaboración de Fish Action, cuyo distribuidor en España es Jorge “Garper” García, sobradamente conocido en el Valencia Bass por ser uno de los principales patrocinadores de nuestro club y por ser propietario de la tienda “El Rincón del Pescador”.
Con respecto al embalse de Orellana, los límites de navegación habían sido ampliados unos 3 años atrás, permitiendo navegar más allá del famoso puente de Cogolludo. La última vez que estuve en Orellana fue en el Open de Lucio del 2009 por lo que el escenario duplicaba su longitud… Se abría ante nosotros un sinfín de zonas desconocidas.
El tiempo pasó lentamente pero el día de salir hacia el Open llegó. Nos alojamos en el Hotel La Codorniz (Puebla de Alcocer, Badajoz), situado a unos 30 minutos del embalse de Orellana donde la calidad de la comida y el excelente trato humano fue lo que hiciera que optáramos por quedarnos allí pese a haber otras opciones más cercanas.
Llegamos el viernes 28 de octubre sobre las 21h, desenganchamos la barca, descargamos los bártulos en la habitación y, a continuación, nos dispusimos a disfrutar de una cena que llevaba desde el 2009 esperando. Por supuesto, no defraudó.
Primera manga
En esta edición del Open de Lucio hubo 87 embarcaciones participantes, muchas de ellas amplias conocedoras de las mejores zonas del embalse por lo que nuestro objetivo era pasarlo lo mejor posible sin ningún tipo de presión. Evidentemente queríamos pescar y competir, pero quien haya estado en un Open de Lucio sabe que es una competición especial y que no sólo se acude a competir sino a disfrutar de todo lo que la envuelve.
Para no variar, la llegada a la playa de Orellana fue un suplicio, con callejuelas estrechas y mal indicadas. Todo un laberinto… Nuestra “visita” por las calles de Orellana fue de unos 45min debido a la imposibilidad de maniobrar con el remolque pero, finalmente, conseguimos salir de allí y encontrar el dichoso letrero tamaño folio A4 que indicaba la playa…
Al llegar, desinfectamos la barca y recogimos la documentación de manos de la Organización. Metimos la barca en el agua y aparcamos el coche. Ahora sí que estábamos listos para la aventura!!
No teníamos ni idea de dónde estarían situados los lucios, ni la profundidad, ni los señuelos que preferirían, y ello inquieta a cualquier pescador de competición.
El sorteo de la salida de embarcaciones deparó que saliéramos en la tercera tanda. Tras salir vimos que las zonas “clásicas” del Open continuaban siendo escogidas por los pescadores que salieron antes que nosotros así que paramos donde vimos que no había nadie en una playa con grandes piedras. Nada más llegar, navegamos lentamente con el motor de explosión hasta que encontramos en la sonda lo que buscábamos bajo el agua…
En el Open de Lucio es bastante importante el disponer de una sonda de calidad que permita ver “lo que se cuece allá abajo”. El lucio en Orellana suele situarse en profundidades de entre 8 y 20 metros de profundidad, siendo muy difícil su localización sin una herramienta de este tipo.
Por fortuna para nosotros, la primera picada no tardó en producirse. Fue en apenas 5 lances pero no se clavó. Parece que acertamos la zona de pesca dado que en aproximadamente hora y media metimos los 2 primeros lucios en el vivero, perdimos otros 2 (uno al lado del salabre) y tuvimos 2 picadas más que no se clavaron. Estábamos alucinando con la actividad que había… No esperábamos que los lucios estuvieran tan activos y que diéramos con ellos a las primeras de cambio.
Durante la manga pescamos zonas que conocíamos y probamos otras nuevas. Sacamos varios lucios que no llegaban a la medida mínima de 55cm y, finalmente presentamos al pesaje 3 lucios, siendo 4 el cupo permitido. No eran lucios muy grandes, pero habíamos cumplido los objetivos del día: divertirnos y que Paul pescara su primer lucio.
La manga terminó para nosotros a las 17:40h pero ahí no se había acabado el día. Nos quedaba disfrutar de la excelente comida de la Codorniz, que regada por abundante cerveza hizo que esa noche durmiéramos plácidamente. También tuvimos la fortuna de conocer a nuevos amigos que hicieron que este tipo de experiencias valgan más la pena todavía.
Segunda manga
Había llegado la segunda manga y unos problemas logísticos hicieron que el archiconocido Mario Asensio tuviera que proveernos de hilo trenzado para poder continuar la competición con unos mínimos.
Salíamos de los últimos y ya sabíamos que después del tute que se le había dado al embalse el día anterior la pesca estaría complicada, así que tomamos la decisión de explorar nuevas zonas de pesca más allá del puente de Cogolludo.
Nuestra primera parada no fue fructífera pese a ver lucios y abundancia de peces pasto en la sonda. Navegamos hacia la cola y paramos en un cortado que terminaba en una punta y que tenía buena pinta. De nuevo, acertamos con la zona ya que durante los primeros 15 minutos sacamos en el mismo punto los dos primeros lucios del día, que eran un poco más grandes que los del día anterior. Por desgracia, uno de ellos no se encontraba en buenas condiciones físicas y optamos por desplazarnos rápidamente al pesaje intermedio que estaba a punto de abrirse. Entre ir a pesaje, pesar y volver al sitio donde habíamos sacado los peces pasaron 60 minutos de reloj y los lucios cesaron en su actividad… O no estaban o no supimos sacarlos.
Tras probar en tres sitios diferentes sin obtener ni una triste picada fuimos directos a una zona que sabíamos que habrían muchas embarcaciones pero que es una zona donde se pueden sacar algunos lucios con paciencia y buen hacer. Allí, en las 2 horas que estuvimos conseguimos sacar los dos lucios que nos faltaban para el cupo, uno de ellos con una brutal picada a escasos metros nuestros. Pescábamos tan despacio y de forma tan monótona que en vez de lucios parecía que estábamos pescando sepias en el mar… O como dicen unos amigos maños, utilizamos “la técnica de lanzar y ahí te pudras”.
Tras la visita a algún punto de pesca más, el Open había terminado para nosotros y nos dirigimos al pesaje. Habíamos hecho los deberes y estábamos muy satisfechos.
Hicimos algo más de 15.000 puntos con nuestro cupo de lucios. La cara de satisfacción de mi compañero Paul en el pesaje resume el buen día que tuvimos y la experiencia vivida en su primera competición que, a buen seguro, no olvidará.
Como decía anteriormente, el Open de Lucio es una competición diferente a lo que estamos acostumbrados a vivir en las de bass. El tipo de pesca no tiene nada que ver ya que el lucio se pesca a mucha profundidad y tiene picos de actividad, tal vez un par durante el día y si estás navegando durante ese pico de actividad, las posibilidades de sacar lucios se reduce. Como dice un buen amigo extremeño, “puedes estar 6 horas sin picada y luego en 30 minutos hacer el cupo”. Por esta experiencia y por otras anteriores, podemos dar fe que esto es así.
En resumen… Quién no haya ido al Open de Lucio y le guste la pesca del lucio, vale la pena que se lo piense y acuda a disfrutar de esta competición al menos una vez. El Open es el Open. Personalmente, es la competición que más me gusta. Más que ninguna otra de bass.
Tras finalizar la manga, nos duchamos y fuimos a la cena de entrega de premios, donde tuvimos la oportunidad de conversar con algunos conocidos del mundillo de la pesca que no habíamos podido coincidir durante los dos días de competición.
Cenamos en compañía de nuestros compañeros del Valencia Bass, Miguel García y Jorge Civera que también acudieron al Open, además de Jorge “Garper” García que acudió en representación de dos de las marcas que distribuye: Fish Action y Westin.
El Open fue ganado por el incombustible Fran Pérez y su compañero. Fran ha conseguido ganar el Open en 5 ocasiones… Ahí es nada. Por nuestra parte, conseguimos quedar en la posición 27 de entre 87 embarcaciones. No estuvo mal la cosa pero, sin duda, lo mejor de todo fue la compañía de Paul, donde viví de primera mano su primera experiencia en competición y cómo se le iluminaba la cara con cada cosa que estábamos viviendo.
Llegó el lunes por la mañana y nos quedaba la triste vuelta a Valencia y a la realidad. Habíamos pasado unos días espectaculares por tierras extremeñas. Antes de partir aprovechamos para comprar el excelente queso de la zona: Torta de la Serena y otro queso de Cabeza del Buey. En la vuelta, nos acompañó Miguel García, el presi, ya que su compañero Jorge aprovechaba que al día siguiente era festivo nacional para seguir pescando y disfrutando de los parajes extremeños.
Y eso es todo! Nos vemos en el agua! Buena pesca!