Tras tres años pateando las orillas de Sierra Brava en el periodo de Fallas, me juré que no volvería a pegarme esas palizas de ir cargado con el equipo mientras me dejaba una Nitro en el garaje de mi casa, así que este año no iría de orilla. Aprovecho para reconocer el mérito de esos pescadores que por elección voluntaria o económicamente condicionada pescan las orillas de nuestros embalses.
Comentando esta idea con los pescadores amantes de los embalses extremeños del club decidimos solicitar el permiso de navegación para el trimestre de marzo, abril y mayo. De esta forma podríamos disfrutar de la pesca en el periodo de Fallas y en Pascua.
La idea inicial era pasar unos días en la semana de Fallas en Cijara, pero el cambio de escenario de la Sibass forzó un cambio de planes de última hora para pescar en García de Sola. Por suerte, los contactos que hicimos durante el campeonato de España celebrado en Cortes el pasado año posibilitaron que este cambio de escenario fuera un placer más que un trastorno inesperado. Desde estas líneas agradecer la infinita hospitalidad de Alejandro desde Valdecaballeros que alojó tanto a nuestras personas como a nuestros barcos.
Permitidme que presente el Dream Team que nos juntamos para pasar unos días en García de Sola. Primeramente, los pioneros de la pesca en los embalses extremeños, Mune y Richi, animadores de garitos en sus tiempos más mozos. David e Isra, amigos, compañeros y residentes en Picanya. Cisco y Cristian, aquellos que visten el cinturón de vigentes campeones de España y también conocidos por su frase de guerra: «Molt company, molt!!!». Por último, Javi el Secre y un servidor, que nos sólo compartimos afición sino patrones de razonamiento.
Una vez resuelto nuestro alojamiento y el de nuestros respectivos barcos, quedaba un tema muy importante por resolver, la desinfección de nuestros barcos confinados en zona cebra, antes de poder navegar en las aguas del Guadiana. Mune se encargó de llamar a los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) para concertar una cita de desinfección a los pies de la presa de García de Sola.
Por último y no por ello menos importante, la organización y coordinación de la manutención en tierras extremeñas quedaba en manos de un máster chef albaceteño de navaja de 7 muelles en faja, Richi Montoya. Cada equipo compró lo que el chef dictaminó y tras intercambiar centenares de mensaje de WhatsApp salíamos temprano hacia tierras extremeñas.
El convoy valenciano quedó en Buñol para iniciar el camino, mientras que la unidad albaceteña sería interceptado en territorio manchego. El viaje en buena compañía y mejor tertulia se hizo muy llevadero y los kilómetros arrastrando nuestros barcos pasó en un santiamén. Cuando nos quisimos dar cuenta habíamos hecho una parada para comprar unos miguelitos incomibles y llegábamos a Los Pucheros donde la unidad albaceteña nos esperaba para almorzar de valent y unirse al convoy.
Tras almorzar con vino peleón…
…retomamos el viaje con destino el poblado de la CHG a los pies de la presa de García de Sola para desinfectar nuestros barcos. El Mune nos guió magníficamente hasta el mismo poblado donde ya nos esperaban los técnicos de la CHG para proceder a la desinfección. La atención y el trato recibido fue excelente.
Tras la desinfección fuimos a descargar los trastos a la casa de Alejandro y de ahí a la rampa de Valdecaballeros para botar nuestras embarcaciones. El simple hecho de disponer de una rampa de hormigón para la botadura de embarcaciones casi nos hizo saltar lágrimas.
Así que con unas pocas horas de pesca por delante nos lanzamos a explorar un embalse casi desconocido para mi desde el campeonato de España de 2014.
Empezamos con lo típico de esta época, jerkbait duro y jigs, pero sólo conseguímos que tres lucios emboscados en las algas zafaran el staysee 120 chartreusse shad.
Cisco y Cristian haciendo honor a su título tuvieron numerosas picadas pescando en profundidades abisales con jigs y skitter grub, y marcaron el camino para levantar picadas en días venideros. Cisco obtuvo este pepinaco de 2.640kg.
De vuelta a la casa nuestra impresión fue que los peces estaban profundos y que habría que pescar profundo rebuscando en nuestras cajas montajes con un peso mínimo de media onza (14 gramos).
Esa primera noche el chef Richi preparó una caldereta de jabalí para la comida del día siguiente, mientras asábamos las chichicas para la cena.
Después de la cena, el Mune y Richi sacaron sus guitarras y ríos de bebidas espirituales inundaron nuestros cuerpos.
En todo caso, estos albaceteños son unos artistas.
Otra muestra de la soltura del Mune y Richi animando la fiesta.
Era curioso observar como Cisco, músico profesional, asistía al espectáculo musical intentado buscar la afinación perfecta de las guitarras, que experimentando un cambio de temperatura brusco por la cercanía de la chimenea encendida, se mostraban indomables para los oídos refinados.
Esa primera mañana la helada durante la noche dejó una capa de hielo sobre nuestros parabrisas y embarcaciones.
Como era de esperar, al día siguiente algunos pagaron los abusos de la noche anterior. Os ahorro la escena captada por la Xiaomi Yi de tripulante mareado en alta mar.
Si no recuerdo mal, esa mañana sólo dió un pez a Richi que fue capaz de subirlo al barco.
Así que lo mejor estaba por llegar con la comida a mediodía. Con todos los bártulos necesarios a cuesta instalamos una cocina a pie de embalse.
Incluso con un vídeo del proceso de cocinado a fuego lento.
La tropa en dos instantáneas, la primera hecha por Alejandro que nos acompañó en un par de días de pesca.
Tras coger fuerzas tuvimos las primeras picadas intentando encontrar algún patrón. Mi primer pez pescando a drop-shot en una zona de transición.
Acto seguido nos subimos por el río Guadalupejo para buscar aguas más calientes donde pudieramos encontrar peces más activos.
Aquí Javi sacaría un pepino de 2.2kg con jerkbait duro, pero desafortunadamente la cámara no estaba grabando tras estar a punto de caer por la borda. Sólo tenemos la instantánea para la posteridad.
Cisco tampoco fallaban pescando a más de 10 metros.
Cristian sacaba otro pepino del mismo peso que el de Cisco el día anterior.
Esa noche apretamos menos y nos limitamos a contemplar las llamas del fuego de la chimenena.
Al día siguiente, Javi y yo «teníamos claro el patrón». Botamos el barco y navegamos por el Guadiana buscando el tipo de orilla que nos daría el mejor resultado.
Javi, acostumbrado a hablar en público para todo tipo de audiencias y eventos, nos deleitó con el siguiente vídeo introductorio al tercer día de pesca.
Una vez más volvimos al río Guadalupejo a la misma orilla donde Javi había sacado su pez de 2.2kg el día anterior. Pescando a 8 metros con una cabeza de swing-jig de una onza con un fluke en color negro que compré justo el día de antes de salir de viaje en la tienda de Nacho Revert, clavé mi pieza mayor hasta la fecha 2.720kg.
Esa mañana también saldrían algunos peces, pero estaban muy muy duros.
Una vez más a mediodía fuimos a la récula donde quedábamos para comer. En esta ocasión tocaban gazpachos que tuvieron que ser viudos por el olvido de las chichicas en casa.
También hubo vídeo para compartir el ambiente que allí se respiraba durante la comida. A pesar de que los peces no daban la cara, lo estábamos pasando fenomenal.
Allí estábamos todos juntos disfrutando del aperitivo previo mientras se hacían los gazpachos.
Por la tarde saldrían algunos peces más pero como costaba.
El último día fue el más duro. Aprovechamos para hacer alguna foto en la rampa de botadura de Valdecaballeros.
Algunos con los ánimos por los suelos en cuanto a pesca se refiere, así que Richi, que había pasado mala noche al no poder superar los ronquidos de Isra, optó por echarse a dormir un ratete.
Sin embargo, algún pez salió.
Isra tras dos días indispuesto volvía al ataque en el último día sacando un pez entre 14 y 16 metros…
…y otro algo más somero que le supieron a gloria.
El último menú fue un riquísimo arroz meloso con rebollones (níscalos) recogidos por Richi en tierras de Soria.
A última hora del día por pura chiripa, con el barco a 10 metros sobre una punta lancé sobre la punta buscando los 15 metros. Cuando subía el señuelo por la punta me encontré con un mini bass school de esos de los que hablan en la Bassmaster. Saqué dos keepers sin movernos de la punta.
Con esto mis compañeros de pesca despedían sus días de pesca en García Sola, ya que al día siguiente por la mañana volvían temprano. Habían sido unos días fenomenales en cuanto a compañerismo se refiere y para repetir en un futuro cercano. Eso sí, a ver si la pesca acompañaba un poco más.
Yo me quedaría algunos días más en tierras extremeñas para confeccionar una semana de pesca continuada, pero esa es una crónica que os contará mi co-angler…