Todo empezó hace unos años cuando yo competía en solitario y andaba buscando compañero, merodeando la sede de nuestro club (cafetería Cocodrilo) me dijeron que un tal flautista también buscaba compañero de batallas. Desde el primer día todo marchó bien pues nuestra primera toma en contacto con el agua fue uno de esos días que no se olvidan. Bueno, rollos a parte!!! A lo que vamos…..
Día 1
Eran eso de las 10:00 de la mañana y llegaba a embarcaderos, allí estaban ya todos nuestros compañeros de club preparándolo todo para que no faltase de nada. Cisco llegaría más tarde, pues su hijo Joan de 3 años de edad asistía a su primer día de clase y un padre eso no se lo puede perder.
Poco a poco fueron llegando embarcaciones provenientes de toda la península y después de una larga espera llegaba la charla pertinente y el picnic.
Por fin llegaba la hora, los nervios se apoderaban de mí, Cisco y yo ultimábamos la estrategia y el bocinazo del juez marcaba nuestra andadura por este nacional.
Cumplimos a rajatabla la estrategia y los resultados no se hicieron esperar, en apenas 30 minutos ya llevábamos tres percas en el vivero. Fuimos cambiando de zonas y a medida que pasaba la tarde fuimos notando como los peces cada vez picaban menos, pero conforme pudimos llegamos a hacer cupo.
Nuestra fué la sorpresa, cuando a falta de 30 minutos del pesaje después de cambiar y soltar peces, un bass se nos murió en el vivero, la frustración se apoderó de nosotros pero ya poco se podía hacer.
Nos dirigimos río arriba para pesar en Cofrentes. Llegábamos a la zona de pesaje y faltaban 10 minutos. Así que decidimos irnos a la punta más próxima a pegar unos últimos lances y cuando solo quedaban tres minutos Cisco subió al barco un keeper. ¡volvíamos a tener cupo! Nos dirigimos a pesar, los zetas estaban pletóricos, llevaban un cupo de los que hacen pupa.
Así pues pesamos, aparcamos y preparamos la barca para el día siguiente (dar las gracias a Jorge Civera por ayudarnos en tanto y más). Una vez habíamos dejado todo listo nos fuimos al balneario a dejar trastos y ducharnos.
A las 22:30 fuimos al bar Torralba a cenar y caímos sentados al lado de los compañeros catalanes, (he de mencionar a Efren Moya y su compañero Xavier Porres) gracias por todo el apoyo recibido todos los días, ¡buena gente! La cena estuvo exquisita y una vez terminada, cada uno se marchó a dormir.
Día 2
Eran las 5:30 de la madrugada y nos levantábamos sin poder descansar mucho. Teníamos que dar la talla, en la primera manga habíamos conseguido un tercer puesto con 4,200 gramos de peso total. Desayunamos y marchamos a ultimar preparativos hacia embarcaderos.
Otra vez llegaba la hora y salimos en busca de más basses, esta manga si que fue dura. Nos costó mucho subir peces al barco pero sea por suerte o por insistencia acudimos al pesaje con cuatro peces dispuestos a pesar con un sabor agridulce después de que Cisco perdiera una buena captura. Pesábamos y recogíamos el picnic para comer a la hora que una tormenta acechaba el embalse.
Empezó a diluviar, Cisco y yo nos miramos y le dije: “Ya sabes lo que tenemos que hacer, ¿no?”, Cisco con una sonrisa me dijo que por supuesto.
En mi pueblo suelen decir que las tormentas no traen nada bueno, pues yo he de decir «bendita sea esa tormenta». Cisco y yo nos dirigimos al barco para ultimar estrategia, no había ninguna duda. Aquella tormenta cambiaba nuestros planes en busca de un patrón de pesca el cual nos encanta.
Al mismo tiempo que la gente empezaba a felicitarnos y no sabíamos el porqué. Habíamos ganado la segunda manga con un peso de alrededor de 4,000 gramos y nos poníamos líderes.
Unas ganas de llorar al mismo tiempo que de miedo se apoderó de mi cuerpo y un cámara presente nos llamó para entrevistarnos. Menos mal que Cisco es un tío con soltura y se desenvolvió a las mil maravillas, pues yo no tenía palabras.
Día 3
Desconocidas sensaciones corrían nuestras venas, el público asistente empezaba a animarnos, nosotros no estábamos en sí pero como pudimos, afrontamos el reto. Cumplimos con la estrategia y como ya he dicho antes «bendita tormenta», habíamos dado con la clave y en apenas hora y media teníamos un buen cupo con pérdidas importantes incluidas. No sabíamos que pudiéramos ganar pero si teníamos la sensación de haber hecho bien los deberes.
Una bonita anécdota fue cuando llevábamos 2 peces en el vivero y de repente aparece la barca de control con la TV grabándonos, me giro a Cisco y le digo “te imaginas que ahora clavamos un pepino”, no habían pasado de 5 segundos, picada y clavada. No me lo podía creer un buen ejemplar al otro lado de la línea, nuestro mejor bass del campeonato, un pez de 2,420 y encima toda la secuencia grabada. Fue nuestra mejor manga, llegando a cambiar hasta 3 peces.
El tiempo se había agotado ya que 5 horas pasan extremadamente rápidas. Fuimos al pesaje, la gente nos esperaba con ansia y nosotros exultantes de placer llegábamos diciendo que llevábamos cupo.
Todo el mundo se alegraba por nosotros, aplaudían nuestro pesaje y nos fotografiaban en el stand allí montado.
No podíamos dar crédito, éramos el centro de atención y a partir de ese momento mi mente se bloqueó. Pido disculpas a todo el mundo si no le preste la atención que merecía a todas las enhorabuenas recibidas pero como he dicho, me bloqueé.
Recogímos bártulos para ir a ducharnos y sí, «ya éramos campeones de España».
Habíamos ganado la tercera manga también con un peso de alrededor de 6000 gramos. Ya solo quedaba ducharnos acudir a la cena de entrega de trofeos, recoger lo que con creces nos habíamos ganado e ir a celebrarlo junto con nuestros amigos allí presentes.
La ingesta de gyntonics se prolongó hasta las 6:00 de la madrugada y como la ocasión lo requería, nos acostamos «amb un pet com un general».
A las pocas horas nos despertábamos para desayunar, despedirnos y marchar cada uno a su casa.
No puedo terminar esta crónica sin antes agradecer a todos nuestros mejores amigos el apoyo recibido, no os nombraré, a todos ya que sois muchos. Vosotros sabéis quienes sois a excepción de una sola persona, «Serafí», has estado ahí antes, durante y después, gracias por todo eres una gran persona y a mi compañero Cisco por poder vivir juntos todo esto y seguir aprendiendo de él cada día más.
No os rindáis nunca, sed constantes y luchad, todos sabéis que este deporte suele quitarte más que te da, pero hay veces que la vida te devuelve todo lo que te quitó.
Un abrazo,
Cristian