Todo empezó con un whatsapp inocente entre Arroyo y Castellano que decía: ¿Nos vamos a la Bocarde?
La idea era tentadora pero como viene siendo habitual, la decisión no solamente está en nuestras manos. Había que consultarlo con las mujeres y éstas dieron el visto bueno. A los pocos minutos ya habíamos creado un grupo de whatsapp titulado “III Copa Bocarde” y ya estábamos liando a nuestros respectivos compañeros para ir a Cíjara.
David García, compañero de Castellano se cayó de la lista de convocados al estar su mujer en las últimas semanas del embarazo, por lo que fue sustituido por el incombustible Javi Ferrús.
Después de semanas esperando el momento y pendientes de los preparativos, finalmente llegó el día e iniciábamos el viaje con destino al embalse de Cíjara. Todo estaba listo para el combate. Habíamos quedado a las 19:00h del jueves 4 de junio en Villamarxant donde dimos comienzo a la aventura.
Antes de que se hiciera de noche hicimos una parada técnica en boxes para cenar y reponer fuerzas.
Al abandonar tierras valencianas se iniciaba un paisaje distinto al que estamos acostumbrados, donde las amplias llanuras y los campos de cereales eran la estampa predominante. Castilla La Mancha nos quiso despedir el día con este bonito atardecer.
El viaje hasta Ciudad Real fue plácido y sin complicaciones, donde llegamos de noche. Dado que ahí se acababa la autovía e íbamos a continuar el trayecto por carreteras secundarias decidimos repostar los coches por si nos encontrábamos las gasolineras cerradas cuando lo necesitáramos. Esto nos salvó de la catástrofe que hubiera sido quedarnos tirados ya que hasta que no llegamos a nuestro destino no encontramos ninguna otra gasolinera abierta.
Con el paso de los kilómetros la carretera se iba haciendo más pesada, oscura y estrecha. Eso, unido a que nuestras facultades menguaban continuamente después de haber trabajado durante el día y de conducir varias horas. A ello se sumó una sorpresa final que el destino nos deparaba. Faltaban únicamente 30km para llegar al Poblado de Cíjara, era de noche y la oscuridad solo quedaba interrumpida por una brillante luna, casi llena, que parecía digna de una película de terror.
El GPS nos dirigía por una carretera totalmente destrozada y angosta que parecía más bien el paso por las Termópilas: no cabían dos coches en paralelo, la vegetación inundaba el malogrado asfalto, siendo las piedras y boquetes el tapiz que nos deparaba a cada paso, lo que provocó que tuviéramos que ir con extrema precaución en la 2ª marcha del coche, retrasando sustancialmente nuestra llegada hasta el Poblado.
El tramo final de la travesía se correspondía con las sensaciones de película de terror. Cada pocos metros la oscuridad del monte nos sorprendía arrojándonos a la carretera todo tipo de bestias que trataban de cortarnos el paso por su territorio.
Concretamente fue en el tramo comprendido entre el Estena, Estenilla, Puente de los 19 ojos y algún otro nombre cuya memoria no alcanza a recordar. En nuestro camino se cruzó un ciervo, un grandísimo jabalí que por momentos pareció con ganas de embestir el coche, dos zorros astutos que no dejaban de mirarnos y cinco conejos que cruzaban a saltos el camino hasta que uno de ellos se quedó parado sucumbiendo a una de las ruedas del remolque. DEP Roger Rabbit.
Finalmente, llegamos a nuestro destino a las 2:30h de la madrugada, reventados y sabiendo que en apenas 4 horas se abría el periodo de desinfección de barcas. “Maldurmimos” como pudimos entre ronquidos de algún compañero y una puñetera farola cuya luz parecía querer competir con la de la luna.
Mañana de entrenamientos
A las 6:15h el ruido de un motor nos sobresaltó. Habíamos aparcado para dormir justo a escasos metros de la zona de desinfección de las barcas así que nos levantamos, recogimos bártulos y nos pusimos a la cola ya que no éramos los primeros. Allí estaban los catalanes Javier Guillén y Eloy Fernández preparados.
Al día siguiente desinfectamos las barcas y nos quedamos algo sorprendidos por la cara de mosqueo de los técnicos de desinfección de la Junta de Extremadura al decirles que veníamos de la Confederación del Júcar. ¡Cuánto mal ha hecho el mejillón cebra!
Seguidamente, llegamos a la rampa de botadura y comentamos a los lugareños lo mal que estaba la carretera por donde habíamos venido. Nuestra cara hubiera sido digna de retrato cuando nos dijeron que como se nos había ocurrido ir por el camino donde hacen prácticas los tanques… ¡Para pegarse un tiro!
En esta edición de la Copa Bocarde nos gustó mucho la inclusión de una mañana de entrenamiento antes de la competición, lo cual servía para que pudiéramos reconocer las aguas y zonas del embalse que hasta entonces solamente nos las habíamos imaginado viéndolas en los mapas topográficos de Internet.
Llegábamos de los primeros a la rampa de botadura pero tuvimos que hacer tiempo hasta que la Organización nos permitió entrar al agua ya que el entrenamiento se abría a las 8:00h.
Arroyo-López:
La idea principal era localizar zonas propicias para el bass en este momento del año y sondearlas. Yo no monté anzuelos para no pinchar los peces y pescar bastante rápido para batir mucha agua.
Empezamos pescando en varias zonas muy diferentes en superficie y con diferentes señuelos obtuve buenas picadas. Edu empezó pescando con técnicas de vinilo a la caída percibiendo alguna tímida picada.
Después cambiamos a zonas de algas las cuales al no estar acostumbrados nos fueron complicadas de pescar…
Cuando el sol empezó apretar nos centramos en una pesca rápida más profunda con nulos resultados, pero en medio del embalse divisamos un ataque en superficie, nos acercamos rápidamente y Edu con un paseante con ancoretas montadas clavaba su primer bass cijareño.
Castellano-Ferrús:
Por nuestra parte, el entrenamiento nos sirvió para ir acondicionándonos al calor extremeño y para localizar peces aunque tratando de no clavarlos. Nos movimos por la zona media del embalse, principio de la entrada a las Minas-Estena, Encinarejos y principio del río pasando por el puente de Helechosa.
Fueron 4 los peces que clavamos casi sin querer lo que nos podía hacer pensar en que sería una competición marcada por gran cantidad de peces. Eran todo peces kileros que estaban en el borde exterior de los innumerables algueros repartidas por todo el embalse.
Las técnicas utilizadas durante la mañana de entrenamiento fueron básicamente de pesca rápida para tratar de localizar peces, aunque en algunas estructuras en concreto practicamos pesca más lenta para confirmar la presencia de los basses.
El entrenamiento terminó a las 14:00h y muchos de los asistentes a la competición también se habían cogido día libre ese viernes para asistir al entrenamiento. La estampa de la rampa denotaba la competitividad de los participantes por extraer hasta la extenuación la localización de los basses cijareños.
Tras sacar la barca, nos desplazamos al Hostal Los Monteros (Poblado de Cíjara) donde teníamos 2 habitaciones reservadas. Sin duda alguna, lo peor de todo el viaje fue nuestra mala adaptación a las altas temperaturas. El termómetro marcaba 37ºC. Entre lo cansados que estábamos por haber dormido tan poco y el calor sofocante que estábamos sufriendo nos provocó malestar y algo de agonía.
Repusimos algo de fuerzas durante la comida y los 4 compañeros pusimos en común nuestras impresiones del entrenamiento para trazar una estrategia de cara a la competición. Seguidamente, hicimos honor a una antigua tradición española e hicimos la siesta hasta las 19:00h con el aire acondicionado a tope para ver si nos recuperábamos.
Tras una breve visita a Puerto Rey para proveernos de gasolina, regresamos a la rampa donde se celebraba la presentación de la III Copa Bocarde. Allí coincidimos con nuestros compañeros valencianos Miguel Ferragut, Pepe Bellver, Rafa Plà y Vicent Tafaner, estos últimos campeones de la competición en ediciones anteriores. Aprovechamos para charlar con ellos y también con otros conocidos del mundo de la competición, asiduos a este tipo de opens y amplios conocedores del embalse de Cíjara.
Cuando se acude a una competición celebrada «fuera de casa», algo de lo más habitual para los valencianos, sería insensato pensar en quedar en las primeras posiciones, privilegio generalmente reservado para los pescadores locales o aquellos que se pasan días y/o semanas entrenando en el escenario, por lo que el objetivo es siempre pasarlo bien, aprender de la experiencia y tratar de hacerlo lo mejor posible, en ese orden.
Vistos estos principios y después de ver cómo nos había ido en el entrenamiento, la pareja Castellano-Ferrús consideró que las posibilidades de hacerlo lo mejor posible pasaban por sacar peces grandes, y es aquí donde salta a relucir el dicho de un gran pescador norteño multiespecies, Joseba Mikel, que resume en «GO BIG OR GO HOME» cuyo significado vendría a ser «Ir a por el grande o irse a casa».
Esa es una filosofía que puede adaptarse mejor a competiciones tipo Open donde se acumula peso, a diferencia de competiciones tipo ligas o campeonatos de España donde se premia la regularidad mediante puntos y no se puede permitir el lujo de desperdiciar los peces medianos.
En este caso, sería su filosofía para esta Copa Bocarde visto que en la mañana de entrenamientos solamente consiguieron localizar peces kileros situados en zonas someras justo en los bordes exteriores de las algas, y que con un cupo de kileros no era fácil conseguir un buen resultado por acumulación de peso.
Por tanto, su estrategia se decantaba a peces grandes, siendo conscientes de que era una tarea arriesgada y difícil. Ahora viene la pregunta del millón: ¿Dónde estarán? Sabíamos que en aguas someras pegadas a las algas no habíamos visto peces grandes así que optaron por dos formas de pescar:
- Aguas abiertas pescando en superficie entre los bancos de alburnos.
- Aguas profundas buscando islas, puntas y grandes piedras.
Con la ayuda de los mapas, decidimos elaborar un circuito con diferentes zonas que repetiríamos a diferentes horas. Dado el escaso conocimiento del embalse, optamos por zonas no más allá del puente de Helechosa.
Las técnicas era otro de los puntos de discordia. Existen infinidad de artificiales y técnicas que se puedan utilizar. Creímos que si llevábamos montadas muchas cañas con muchos artificiales únicamente nos serviría para invertir poco tiempo con muchas técnicas. Esto en algunas situaciones puede resultar beneficioso, pero en esta ocasión, consideramos que no queríamos salirnos del guión pensado inicialmente y tomamos la decisión de montar: paseante, swimbait de vinilo, jerk de vinilo como técnicas de pesca rápida, mientras que optamos por cangrejo a shaky y carolina para buscarlos más lentamente.
Antes de cenar dejamos todo preparado para el día siguiente. En el Hostal Los Monteros nos trataron muy bien e incluso cortaron una de las calles del Poblado para que pudiéramos poner las dos barcas juntas y cargar las baterías sin problemas.
Cenamos rápidamente y nos acostamos pronto para estar más descansados.