Aprovechando las vacaciones de mi mujer y la reciente apertura a la navegación con motores de explosión en el embalse de Contreras, aunque por desgracia sea temporal para los que hemos solicitado embalses infectados con mejillón cebra. Decidimos ir a pasar unos días los tres en una casa del Kiko Park Rural.
Primer día
La idea era llegar el miércoles pronto, pero al final llegamos a hora de comer. Antes paramos en la gasolinera y en la carnicería del pueblo. Nos alojamos en un bungalow y comimos tranquilamente.
Esa misma tarde a las 17h bajamos la barca por la rampa mas cercana al camping y nos toco dar la vuelta porque esta carretera esta en muy malas condiciones para embarcaciones grandes. Así que lo hicimos por la rampa bajo la autovía. Hacía un fuerte viento racheado y helado que no apetecía estar allí.
Optamos por no arrancar el motor de explosión y pescar a eléctrico aquella zona resguardada. Para mi sorpresa vi una gran cantidad de basses, todos ellos dentro de la cobertura mirando hacia el interior de ella y sin hacer el menor caso a mis señuelos.
A excepción de uno de ellos que mordió sutilmente el skitter grub para soltarlo inmediatamente. Eran las 19h, Marta y mi hijo Fran de 3 años no estaban muy a gusto por las condiciones climatológicas y dimos por finalizada la pesca por este primer día.
Segundo día
Toda la noche estuvo lloviendo de forma intermitente y en poca cantidad, pero a primera hora de la mañana lo hizo con más intensidad. Almorzamos y nos fuimos a hacer una ruta con el coche por la montaña para visitar las trincheras y la zona de Peñas Blancas.
Allí disfrutamos de las vistas que se tienen desde esta zona de altitud, nos dejamos los cuchillos por estar el camino en peores condiciones y andando nos daba miedo por si la lluvia iba a más.
Por la tarde después de comer, no me pude aguantar más al ver desde la ventana el agua del embalse y me bajé en solitario para intentar sacar algún lucio. Salí en dirección a la zona de la cruz de hormigón.
Saqué la caña de swimbaits en la cual llevaba una spinner de 1,5 onza pensando en alguna lucio hembra ya frezada. Pero nada más llegar como era de esperar me cayó un aguacero que me dejó muy tocado moralmente aun llevando ropa en condiciones (en esos momentos lo único que piensas es lo sub…que estás, pudiendo estar al lado de la calefacción). Me fui a refugiarme debajo de los pilares del AVE
donde aproveche para toquitear un poco la sonda.
Cuando remitió la lluvia me acerqué a la recula del camping donde la sonda llego a marcar menos de 11 grados. Eran las 20h y decidí dar por finalizada la sesión por la nula actividad.
Tercer día
Al despertarnos observamos que había salido el sol, pero el viento era frío. Almorzamos y a las 10:30h entrábamos los tres al agua. Yo con la ilusión que no tenia los dos días anteriores.
De camino hacia la isla de la pesquera paramos en una recula que otros años en estas fechas me había dado buenos resultados y que al final fue la única zona que pescamos en toda la mañana.
La temperatura del agua era de casi 13° aun fría para la época que estamos, pero mucho mejor que el día anterior que no llegaba ni a los 11° en algunas zonas. Comencé haciendo unos lances con jerk y crankbaits (siempre en este escenario con bajos de fluoro de 0,80 mm)
Fran quería pescar y yo con toda la ilusión le monté un Texas con 7 gramos (montaje típico de inicialización) y con un cangrejo GYCB color Plum Emerald. Le lancé cerca de una cobertura y le intenté enseñar como darle vida al vinilo, pero enseguida me quita la caña de las manos porque él lo quiere hacer todo solo, lo cual me agrada pero también complica su aprendizaje. ¡Menudo figura, jeje!
No llevábamos ni 5 minutos y en un lance que le hago a la caída noto como me lo cogen. ¡Zassss!, clavo y con la ayuda de mi hijo subimos el primer bass de medida a la barca. ¡Bien! Un pequeño bass y mi hijo con una sonrisa de oreja a oreja y el padre sin comentarios..
Seguimos pescando la misma orilla madre e hijo pero sin suerte alguna, hasta que Fran acusa ya el cansancio de sus madrugones (ya que es el despertador de la casa), le improvisamos una cama y a dormir. Marta decidió ponerse a leer y a partir de ese momento empecé a pescar yo con más libertad.
Lanzo con un sacky head de 5g con un shad shape GYCB color green pumkin y cerca de una cobertura por el fondo noto la picada. Clavo y subo a la barca un pequeño bass de talla redondo como una pelota, pero el pobre con una marca del ataque de un cormoran. Fotito para la crónica y a seguir.
En la misma recula logré clavar 2 percas más, de las cuales una de ellas muy buena (por encima de 2kg) a pez visto con jerk blando, pero no fui capaz de hacerlas posar ante la cámara. Seguramente culpa mía de no llevar un equipo específico para esta técnica y gastar un G.Loomis medium moderate-fast especial crankbait (ya tengo excusa para un próximo equipo medim-heavy fast). Eran ya las 14h cuando dimos por finalizada la sesión del viernes por la mañana.
Comimos en la cabaña de madera disfrutando de la tranquilidad y el canto de los pájaros en su mesa exterior.
Yo, como comprenderéis, con 3h por la mañana no tenía bastante y por la tarde quería seguir pescando (¡qué vicio tenemos…!) Marta y Fran prefirieron quedarse en el camping ya que la tarde se había nublado.
A las 16h ya estaba yo por las réculas buscando basses a pez visto, pero todas estaban desiertas. Seguramente por el cambio de tiempo otra vez. Cambie el chip y me fui a zonas exteriores que dieran al cauce principal buscando piedra.
Pescando con jerks y cranks en varias horas subí al barco 6 lucietes. Gracias a los bajos de fluoro, sino esa tarde seguramente hubiera sido una ruina y una desgracia para muchos de ellos.
Ese día después de los bolos anteriores por culpa de las malas condiciones climatológicas y de las pocas horas empleadas (excusas, jejeje), me fui bastante contento a la cabaña con 4 basses engañados por la mañana y 6 lucios por la tarde. Por desgracia ninguna hembra en freza o post-freza, pero tampoco era ese el lugar ideal para ellas en ese momento.
Cuarto día
Como estábamos de vacaciones no me apetecía madrugar no me puse el despertador,a las 9 me despertaba mi hijo con su típica frase:
¡Buenos días, ya es de día!
Nos estaba sorprendiendo por lo tarde que se despertaba para lo que nos tiene acostumbrados. A las 10:30h ya estaba subiendo hacia la zona de los ríos con la intención de clavar algún buen bass o lucio. Pero antes de llegar vi una zona con árboles y decidí pescarla rápidamente. A los 5 min de empezar con un crankbait square bill color percasol con su correspondiente bajo de fluoro lograba clavar un big bass que se me soltó al lado del barco, con el consiguiente grito de rabia que se oyó hasta en el camping.
Los dos mejores basses en varios días no había sido capaz de hacerlos posar ante la cámara. Seguí pescando rápido haciendo orilla subiendo para la zona del río Mira. A la entrada de los cañones capturaba un pequeño lucio con un crankbait paletón color chartreusse.
El sitio era precioso con el único sonido del agua rompiendo en la proa del casco, los chillidos de dos águilas y las piedras que caían al agua desde arriba de la montaña a causa de un grupo de cabras montesas que se asustaban. En estos momentos la pesca pasa a un segundo plano y quería que el reloj se detuviera.
Iba avanzando hasta que en una zona de árboles y grandes piedras, lance un jerk duro color natural ajustado a la misma orilla y al pasar por al lado de una piedra. ¡Zasss!, bonita y rápida pelea, y por fin subía a la barca un buen bass que pesé para la ocasión 2.240g. Un selfie y al agua rápidamente en la mismo lugar.
Eran las 13,30h y a las 14h había quedado para comer. Salí de la zona a eléctrico y fuera de los cortados arranque y en 20 minutos estaba sacando la barca otra vez.
Comí rápido y a las 15:30h quedé con Miguel Romero, compañero del Bass Chiva y vecino habitual del camping para pescar un rato por la tarde. Esta vez decidimos ir a la zona de enfrente de La Pesquera y comenzamos a pescar en una zona con puntas de cobertura vegetal donde clavamos varios lucios con jig que nos cortaron.
La tarde era oscura, sin viento, pero yo tenía el presentimiento de que la spinner podía ser el señuelo estrella de la tarde, y por suerte así fue. A los 10 minutos de machacar con ella todas las coberturas cercanas a la superficie y después a medias aguas, clavaba un buen bass de más de 2kg con una spinner fabricada por mi compañero. ¡Gracias Edu!
La orilla que le precedía ya no nos gustaba y arrancamos para buscar otra zona, pero antes hicimos una parada en la orilla de enfrente para saludar a dos bassmaster que estaban sacando la embarcación: «Los hermanos Tórtola», grandes conocedores del embalse los cuales nos confirmaron que la pesca estaba complicada, ya que sólo habían capturado en todo el día dos basses y un buen lucio. ¡Qué maquinas!
Eran las 17:30h nos quedaba 1.5 horas y apostamos por unas reculas arcillosas donde con la spinner clavamos varios lucios.
De los cuales uno de ellos me cortó. Vimos en la copa de un árbol un bonito bass
y Miguel en un preciso lance con la spinner lograba hacer picar y subir a la barca.
Aun nos divertimos con alguna picada mas a pez visto,pero era la hora y teníamos que salirnos.
Por la noche hicimos una barbacoa junto a Vicent y David con sus respectivas parejas, y unos amigos míos con sus hijos.
Vicent no había perdido el tiempo clavando este lucio hembra en post-freza y David, este big-bass con un swimbait.
El domingo salí a dar una vuelta con la embarcacion por la mañana con José, Alicia y Samuel. Comimos
y después de comer decidimos marcharnos para casa con la simpática frase de mi hijo «a mi casa roja, ¿no?».
Como resumen solo decir que lástima no poder disfrutar más con la nueva normativa contra el mejillón cebra en Contreras, ni de su camping Kiko Park con las mejores instalaciones a pie de embalse de la Comunidad Valenciana.
Esperemos que la CHJ entre en razones y con una desinfección acreditada al entrar/salir nos deje seguir disfrutando de sus aguas.