Pasaron los meses y con ellos toda una temporada de pesca de bass, llegó otro de los dias más importantes para mi en mi trayectoria como pescador: 19 de Noviembre de 2011. En esa ocasión un día de pesca inolvidable con un grandísimo pescador, experiencia al 100% y mejor amigo, Santi Castro, secretario del Alberic Bassmaster.
A las 7:00 de la mañana, como no, estábamos en nuestro sitio de costumbre tomando el cafetico, y acto seguido decidimos poner rumbo a un embalse de Contreras con un nivel de agua sensacional. Era un húmedo día de otoño, sin aire y nublado con posibilidad de lluvias. Era el dia ideal para la pesca del lucio, así que echamos los chubasqueros y salimos en búsqueda del esócido.
Eran las 10:00 de la mañana y sin haber clavado ninguno, pense «La porra viene de camino«, pero como casi siempre me suele pasar cuando voy con Santi, me equivoco.
Santi siempre me dice: «Pero, ¿por qué vamos a hacer bolo?,¡ aún quedan muchas horas!«. Sin duda, esa experiencia y esa manera de ver la pesca, es lo que a uno le tira arriba, le hace motivarse y al final, romper el bolo.
Nada mas terminar esa frase, Santi lanza a una piedra sumergida su spinner, de más confianza en cuanto a lucios se refiere, y ¡plasss!, ahí estaba el lucio de 3.5 kg que rompe el bolo. Foto y al agua.
Como no, ya eran las 10 y algo de la mañana y tocaba almorzar esa tortica de magras.
Cuando terminamos de almorzar, lo que ya sabíamos, la lluvia que se avecinaba empezaba a caer una finita niebla. Los que sabemos interpretar estas condiciones climatológicas en la pesca del Lucio, en vez de echarnos para atrás, lo que hacemos es meternos más en el papel y seguir buscando ese dos dígitos.
Así que seguimos un rato más, lanzo mi pikie color verde fosforito a un árbol y picada a lo bestia, clavada y tras una buena lucha, un lucio de 5.500 kilos al barco. Fotos y al agua, como no, ya la cosa iba mejor.
Sin tiempo ni de chocar la mano, llega una de las secuencias mas impresionantes que he visto en el mundo de la pesca. Lanza Santi la spinner, al recoger vemos como viene la spinner y desde debajo de la barca, justamente enfrente de como viene la spinner, un lucio de unos 7 kilos va a por ella. El lucio falla el ataque y se queda como buscando algo que había perdido.
Santi sin sacar la spinner del agua, con toda la sangre fría que le confieren años de pescador curtido en una y mil batallas, pulsa el gatillo de su carrete de casting que libera el freno y la spinner comienza a caer haciendo el movimiento del helicóptero. Conforme cae, ese lucio que se había quedado ahí buscando se gira con una agresividad fuera de lo normal y coge la spinner de la manera más salvaje y agresiva que jamás haya visto. Como no, tras una buena pelea, le tiré el boga-grip, y ese lucio subió al barco para dejarnos a los dos con la boca abierta.
Seguimos por esa orilla sin picada hasta llegar a una zona con árboles sumergidos. De nuevo, Santi con la spinner se hace con otro buen lucio. Para entonces ya estaba lloviendo más o menos bien, pero estábamos disfrutando.
Volviendo hacia el coche y comiendo sobre la marcha, paramos en un rinconcillo que a Santi le gustó. Lanzó su pikie al fondo y otro lucio más para la colección.
Al seguir aguas abajo de nuevo con mi mogambo mágico en una zona que le tengo confianza, lance ajustado al cortado de piedra y ahí estaba otro lucio de 8.5 kilos que estaba al otro extremo del hilo batallando para soltarse.
Tras una buena lucha ese lucio sube a la barca para hacernos unas fotos antes de soltarlo.
Ya volviendo al coche y en una zona que no había tenido resultados otras veces, de nuevo y con una simple cucharilla de lana roja, en el último lance del día, otro lucio, esta vez de 9 kilos. Tras una dura lucha entre la cobertura y a punto de soltarse de la cucharilla nos hacemos con él. El día estaba siendo ya totalmente increíble, fuera de serie.
Y ya devolviendo este pez al agua, recogimos barca y demás trastos, hasta la proxima.
Como al principio de la primera parte de esta crónica he expuesto, no quería que el recuerdo de estos 2 días quedaran sólo en la cabeza de los que los vivimos. Fueron 2 días de pesca de los que no hay palabras para describir, y de los que uno sale más enganchado a la pesca en el embalse.
Espero que esta dos crónicas de «Remember: Días de Lucio» os haya gustado, ya que he tenido que esforzarme en recordar detalle por detalle de lo que pasó aquellos dos días de hace ya 3 años. Aunque como se suele decir, lo bueno, no se olvida.
¡Un saludo a todos, familia VBC!