Sí, el título de la crónica no engaña, 4.935 días después volví al sitio donde sin saber coger una caña, me quedé enganchado de por vida en esto de la pesca del bass. Es más, después de todo este tiempo volví a compartir embarcación con aquella persona que aquel fantástico 20 de abril del año 2000 me invitó a acompañarlo en su embarcación a lo que él se refería como un sitio bueno.
En esta ocasión como en aquella, Pedro Antonio Borja Ródenas, uno de los primeros socios de nuestro club en 1994 y un pescador de época. Un espectador de primera línea de la transformación que ha vivido el mundo de la pesca del bass en España, empezando desde una simple cucharilla, hasta los señuelos más tecnológicamente avanzados de hoy día.
Como tantos otros de nuestro club, nos pusimos de acuerdo en ir a pescar a Cortes juntos. De tal manera que a sus 54 años Pedro demostraba una ilusión mayor que cuando yo con 16 años fui en su barca. Pedro no durmió en toda la noche pensando y recordando qué sitios del embalse serían mejores para esta época. De esta manera, a las 5:50 estaba yo en la puerta de su casa para recogerlo y dar pistoletazo de salida a otro día de pesca, un tanto especial.
No hubo que planear que a las 7 de la mañana estábamos tomándonos nuestro cortado acompañados de croissants para empezar el día concentrados o como mínimo en condiciones. Sin más nos dirigimos al embarcadero de Cofrentes a mojar el casco de aluminio y navegar hasta la zona escogida del embalse.
No navegamos mucho y nos dispusimos a ir lanzando nuestros crankbaits para empezar el día. Cuando llegamos a una reculita lanzo mi gunfish sin mucha convicción. Cuando sin esperarlo sube un gran bass que lo zafa, pero con tan mala suerte que se suelta durante la pelea. No pasa nada, como decimos en mi pueblo, estamos curados de espanto.
Llegamos a una zona que a Pedro le gustaba y paramos ahí. Al segundo lance, plass, una carpa se tragaba su Rapala Shad Rap dándole una faena buena para sacarla sin salabre, al más puro estilo de los años 80. Tras una foto, al agua, insistimos un poco más pero ni rastro de los basses.
Cambiamos de zona a una que más me gusta a mi, aunque Pedro no estaba del todo convencido. Llegamos a esa zona y sin coger ni una caña, a almorzar sin ningún stress y eso que aún no habíamos tocado la tecla adecuada.
Después de almorzar, la suerte cambió y en una punta con un big ika salió el primer pez de 1.2kg. No hay foto porque iba un poco mal clavado y rápidamente lo devolví al agua
para que se recupere lo antes posible.
Mientras Pedro se divertía con algunos pequeños y algunos de talla, en otra punta con profundidad buscando peces separados de las orillas, plas, un buen pez coge el ika dándonos una buena alegría.
Seguidamente el fenómeno respondia con otro buen bass sacado a su estilo de crankbait y más crankbait.
No pasó mucho tiempo cuando dejo una spinner caer haciendo el helicópteo y me entra otro buen pez. En ese momento estábamos hablando del reciente fallecimiento de nuestra mascota, Sara. Esta foto va dedicada para ella.
No habíamos hecho más que cambiar de sitio cuando Pedro controlando su Shad Rap entre medias de una arboleda se hizo con un buen bass de 1.6kg.
Sacaríamos alguno más de talla justa, pero decidimos irnos a otra zona cercana. Esto me serviría para sacar dos peces buenos, de 1.6kg y 1.8kg respectivamente.
Parecía que el día había dado todo lo que tenía que dar, cuando sin esperarlo un pez de los grandes de verdad coge mi señuelo, pero al clavarlo se fue como un tren mercancias hacia un árbol partiendo mi fluorocarbono. Una pena, se me quedó la misma cara que al maestro y mejor persona José Donderis cuando en la manga de tarde del doble en Cortes por la tarde perdía un pez parecido en el mismo sitio, ¿casualidades?.
Al ratillo Pedro sin esperarlo se hizo con una lucioperca y un bonito Lucio. Sin tiempo para más y antes de que se hiciera más tarde nos despedimos de este día de pesca. Un día en el que Pedro hizo un pleno:lucio, carpa, bass y lucioperca en el mismo día.
Este día de pesca me sirvió para aprender de esta generación de veteranos pescadores que sigue dando guerra. Y lo que es más importante, en compañía de Pedro, un ejemplo de superación e ilusión por la pesca que a pesar de sus problemas de salud con la vista, estos no son obstáculo para que él siga viviendo y disfrutando de su afición. ¡Ójala siga siendo así durante muchos años más!
¡Un saludo y buena pesca a toda la familia Valencia Bass Club!