Tras la finalización del campeonato de España y después de haberme pedido que escribiera una crónica amablemente en varias ocasiones a punta de navaja, acepte realizarla esperando estar a la altura.

Eran las 6 a.m. del día 12 y tenía cita con el Sensey (J.J.) para recogerlo. Tras cargar los trastos pondríamos rumbo a Albacete donde recogeríamos el barco, no sin antes de los últimos retoques en boxes.

Una vez subsanados los problemas, pusimos dirección a Motilla del Palancar donde nos esperaban los ZZs y los chicos del Bass Utiel, Pedro y Miguel, los cuales serían claves en el devenir del buen rollo y el cachondeo padre.

Después de almorzar como Dios manda, pusimos rumbo a Herrera del Duque donde teníamos el hotel. Más tarde llegaron Emilio y Paco del Alberic Bassmaster, y Paco y Juan de Bass Alicante.

Tras instalarnos y guardar las barcas en la plaza de toros, nos dispusimos a dar una vuelta por García Sola a ver que pinta tenía. El gesto torcido de nuestra cara lo decía todo: ¡Ni un maldito árbol!

Tras la cena compartimos las primeras impresiones acompañadas de las risas pertinentes. Poco después, nos acostamos para encarar el primer día de competición.

Una vez ya todo preparado me di cuenta que me había dejado mi camiseta de pesca. Obviamente, no era cuestión de salir cada uno con una camiseta distinta. Así que les pedimos a Javi y Jose (equipo oficial Molix) si tenían alguna para dejarnos.

Tal cual top manta que sale de la nada en la plaza de la Virgen, acababa de crearse un nuevo equipo Molix de pegote.

Una vez comidos se dió la salida a la primera manga la cual hubo tuvo suertes distintas para nuestros equipos pues pagaríamos el no conocer el embalse y eso que teníamos planos que nos mando nuestro amigo Fernan. Nosotros salvamos la primera manga al poder sacar un pez de 1.860kg que acompañado de pequeños nos hizo quedarnos en el séptimo lugar.

En la charla del desayuno y pensado que hacer, los ZZs sabedores de que no teníamos ningún sitio clave para empezar nos dijeron un lugar el cual no habíamos visto. Era una récula que tenía muy buena pinta ya que se estrechaba en la mitad albergando una buena población de alburnos. Esta información sería clave para el devenir de nuestra suerte. Javi y Jose, ¡mil gracias!

Tras la salida nos dirigimos a ese lugar y efectivamente era increíble. Era un paso natural de peces. Pudimos sacar dos basses, uno de ellos un buen tocho de 2.400kg que acompañado de otro más sería el las capturas que presentamos en la manga de la mañana, aunque no tuvimos mucha suerte pues podríamos haber sacado alguno más. Después del segundo pesaje volvimos a quedar séptimos en la manga. Sin embargo, en la clasificación general subiríamos hasta el 5º puesto.

Una vez comidos el Sensey y yo estuvimos pensando donde ir, pues las dos últimas horas de la mañana no tuvimos ninguna picada. El panorama era de 34 grados y sin aire.

En la misma salida decidimos volver al mismo sitio que habíamos estado por la mañana. Nada más llegar nos dimos cuenta que estábamos en el lugar perfecto para hacer la machada. Sólo era cuestión de tiempo y de dar con la \»tecla\» pues intuíamos que el pez grande estaba suspendido en ese estrecho.

Después de 45 minutos y tras cambiar una y otra vez de técnica, color y tamaño, nuestra fe empezó a dar sus frutos. Una vez descubierto el patrón nos aferramos a él, como si nos fuera la vida en ello. Uno detrás de otro fueron saliendo los peces, incluso tuvimos que cambiar peces.

Después de pasar allí las 5 horas enteras, nos dirigimos al pesaje. La suerte estaba echada.

Llegamos los primeros al pesaje con un cupo de 5.580kg que a la postre nos daría la victoria en la última manga. El día había sido largo y esperábamos el veredicto final bebiendo cervezas y haciendo cabalas sobre en que posición habríamos quedado.

Ya con unas cuantas cervezas, la pierna a 100 por hora y sin uñas, bajé a la mesa de los jueces que con 4 clics de ratón, copiar y pegar salió en la pantalla la clasificación. Hubiese dado lo que fuera por verme la cara en ese momento. El tercer puesto era nuestro. Creo que subí con triple mortal en perpendicular a la terraza donde estaba el Sensey para fundirnos en un abrazo. En ese momento sentí que estaba en el cielo.

Sin embargo, el día nos depararía una última sorpresa con el segundo puesto por comunidades, ¿qué más se podía pedir?

Tras la cena y la entrega de trofeos rápidamente nos fuimos a dormir, pues el día había sido largo, lleno de tensión, alcohol y unos ya no estamos para tantos trotes.

Al día siguiente había que madrugar y volver a la Terreta.

A las 4 a.m. del lunes, me levanté tras escuchar el despertador para currar. Me dolía hasta las pestañas y en ese mismo instante me di cuenta que había vuelto otra vez a la tierra.

No quiero dejar de destacar el buen rollo y compañerismo que nos ha acompañado durante todo el viaje desde el primer minuto hasta el último, en el cual, he conocido gente nueva y otros no tanto, que han hecho que este viaje haya sido tan especial.