Retorno a Cortes

Hacía más de un año que no iba a Cortes, hasta me equivoqué en una de las rotondas… No podías ser. Poco después de las 8 de la mañana Jaime y yo ya estábamos en el agua con ganas de pescar y navegar por un embalse tan bonito como Cortes. Pusimos rumbo a uno de los hot spots que teníamos en mente y, como no, ya había alguien allí. Eran Álex y el Chincheta con su “bar”-co (luego explicaré el entrecomillado). La Z8 con el verado tiene una navegación más elegante que el Fortuna del rey. Simplemente preciosa. Seguimos subiendo y paramos en una zona con árboles. Justo enfrente estaba Emilio “The Guardian” con un amigo y enseguida vinieron a hacer la identificación pertinente 😉 Nos informó de cómo estaba yendo la mañana y de la hora y lugar de la comida. Con este punto claro y con unas ganas de pescar a punto de desbordarse empuñamos nuestras cañas y comenzamos a pescar en superficie.

Como dice Jaime, “a la primera llançà, peix”. Una raspeta que sucumbió a los encantos del sammy dio con sus escamas en la moqueta del barco y rápidamente volvió a las cristalinas aguas del embalse. A los pocos lances otro y así así iban saliendo peces de palmo. Seguimos aguas arriba hasta que nos encontramos con otro barco que bajaba hacia nosotros. En esos momentos, hice un lance ajustado a un árbol y enganché en una rama. Al aproximarme vi un buen bass junto a la orilla y se lo marqué a Jaime cual podenco ibérico marca una perdiz al cazador. Lanzar el señuelo y clavarlo fue todo uno. Bonita pelea delante del barco de los otros pescadores (Como jode eso…), foto y al agua. 1\’400 kg 😉 Era un pez muy largo pero flaco flaco.

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Nos cruzamos de orilla y seguimos subiendo. Como la actividad en superficie había disminuido pasamos a técnicas un poco más profundas e incluso intentamos emular a Cisco con el Calypso de Cousteau pescando en profundidades abisales.

En un lance con crankbait clavé un lucio de un par de kilos y, como siempre, Jaime se prestó a sacarlo del agua. Creo que será la última vez… Lo tenía inmovilizado contra la moqueta cuando en un momento dado el lucio cabeceó con tal mala suerte que le clavó las dos ancoretas, una en cada mano… La situación era dantesca, en el crankbait estaba clavado un lucio de dos kilos cabeceando y Jaime gritando con 2 anzuelos clavados por completo y le inmovilizaban ambas manos. No podía huir. Lo primero que vi fue que uno de los anzuelos le había atravesado el dedo y le asomaba la punta por el otro lado. Si hubiera ido sólo no sé que habría pasado. Había que mantener la cabeza fría y pensar con claridad (con el agravante que a mí la sangre me da repelús). Con mucho cuidado conseguí desclavar el pez y tirarlo al agua. Ahora venía lo difícil. Uno de los anzuelos pude soltarlo con facilidad porque, aunque tenía clavada la muerte, el pinchazo había sido paralelo a la piel y los daños fueron mínimos. El de la mano derecha no pintaba tan bien, en otro de los cabeceos del pez la punta se había vuelto a meter hacia la carne y no podía cortarla.

En esta situación tienes 3 opciones:
– Si asoma la punta (o la sacamos nosotros pinchando más) podemos cortarla y el anzuelo saldrá hacia detrás.

– Si no asoma podemos tirar del anzuelo con un hilo rígido (por ejemplo trenzado de algún carrete) y del golpe seco probablemente saldrá. Podéis ver un ejemplo aquí

– Por último, lo menos recomendable, tirar con unos alicates.

Cómo me estoy leyendo Juego de Tronos, lo primero que pensé es en cortarle el dedo con una navajilla que llevo siempre conmigo, pero como era el pulgar del carrete de casting descarté esa opción.

Decidimos tirar con los alicates así que, transmitiéndole una falsa seguridad, cogí los alicates y le di algo para morder y que no se tragara la lengua si desmayaba. 1,2… y 3!!! Tirón seco y, contra todo pronóstico, salió el anzuelo. Durante un rato se mascó la tragedia pero conseguimos salvar la situación.

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Después de unos segundos para respirar hondo, recuperamos “la color” en la cara y seguimos pescando. Los pequeños no paraban de salir, entraban a todo. Mira si entraban los peces que los sacaba de 2 en dos.

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Como ya se iba acercando la hora de la comida fuimos bajando e hicimos una última parada en el Ral en una zona que suele darnos peces. Además de varias raspetas, dio la cara un bass kilero que cayó a un montaje wacky.

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Sobre las 14:30 fuimos al punto de encuentro y ya estaban allí Álex y el chincheta y unos compañeros del Alberique. Desde aquí agradecemos al chincheta que nos sacó el botiquín para hacerle una cura de emergencia a Jaime y por las cervezas que nos sacó de su “bar”-co. La Z8 lleva una modificación en un tambucho para llevar más botellas que muchos bares convencionales 😉

Comimos con tranquilidad en buena compañía y a las 4 y algo reemprendimos la marcha. Nos fuimos al prebetón para quemar los últimos cartuchos. Salieron algunos pequeños más y alguno de talla justa. La sorpresa de la tarde apareció en un árbol. Un bass de buen tamaño seguía los señuelos pero volvía a su refugio. Íbamos dando la vuelta a la cobertura para abordarla desde todos los ángulos y en un lance largo veo otro pepino que sale como un misil y emboca el señuelo le doy la mano y salió disparado hacia aguas abiertas con la línea levantando estela. Saqué el barco de la cobertura para evitar problemas y disfruté de su lucha como hacía tiempo, pegó un par de saltos de esos que te hielan la sangre. Finalmente pudimos izarlo al barco y dio 2 kilos justos en la báscula.

2kg

La tarde nos daría varias capturas más de pequeño tamaño y casi a las 6 pusimos rumbo al embarcadero. La jornada se saldó con 6 peces de la medida y un buen susto que pudo terminar en el ambulatorio.

P.D.: Quiero dedicar esta crónica al equipo valenciano que ha quedado segundo en el Campeonato de España de Embarcación, a los Z’s y especialmente a JJ y Pardo por su tercer puesto en la general.

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