Hace unos días, quedamos para salir a pescar mi cuñado Lorenzo y un servidor, el destino… por decidir, ya que salimos tan pocas veces a lo largo del año, que cualquier embalse es casi novedad para nosotros. Algunos compañeros del club nos animaron a acompañarlos a Contreras, pero finalmente decidimos ir a Benagéber.
Sin embargo, el viento huracanado que sopló durante todo el día anterior a la salida, nos hizo recurrir a un destino mas adecuado, gracias a las predicciones del tiempo, pudimos comprobar que la mejor opción era Tous.
Como en cada salida que hacemos, madrugamos mucho para estar en el embalse al amanecer, ya que nuestros quehaceres familiares nos impiden estar todo el día pescando, y hay que aprovechar el tiempo. Después de recoger la barca, pusimos rumbo a Tous.
Al llegar al embalse, comprobamos que un hombre que iba con su hijo, ya había votado su embarcación, una barca que no pasaba desapercibida, ya que era “made in Lasazzi” . No volvíamos a Tous desde el último social del club, donde nos quedó bien aprendida la lección, si quieres sacar peces, debes irte lejos, muy lejos, y así hicimos. Cargamos nuestra barca de baterías y de víveres, y pusimos rumbo hacia la cola del embalse dispuestos a pasar un buen dia de pesca.
Cuando llegamos al destino elegido, empezamos a pescar la orilla izquierda. Con un embalse con poco viento, la técnica elegida fue power fishing, con spiners, peces artificiales, poppers y paseantes. No tardó mucho en producirse la primera picada, fue en superficie a un popper, ¡espectacular!, un buen bass de 1,5 kg. Es una pasada verlos romper la calma del agua, tras una bonita lucha subimos el pez a la barca para hacerle una foto y rápidamente al agua.
Empezábamos bien el día, seguimos avanzando y misma técnica, pero no conseguíamos hacer picar ningún pez. Tampoco se veían por las orillas tan cristalinas que tiene Tous, es increíble la claridad de sus aguas. Entonces decidimos pescar despacio y por el fondo. Pronto tuve otra picada, esta vez a texas, era otro bass que parecía hermano del anterior. Tras otra bonita lucha no falta de cabriolas por encima del agua lo subimos a la barca, el cual también dio un peso de 1,5 kg. Nuestra alegría era grande, ya que llevábamos dos peces de buena talla.
Seguimos haciendo orilla poco a poco, es lo que tiene pescar a eléctrico, pero es una pasada la calma que hay en el embalse. Al llegar a unos cortados, moviendo lentamente mi cangrejo por el fondo, noto un toque muy sutil, lo mantengo en el fondo, y vuelvo a tensar. Efectivamente, era un pez el que estaba al otro lado de la línea, como dice mi cuñado, “garrotazo” y empieza la pelea. Cuando consigo subirlo a la superficie vemos que se trata de otro buen bass. Sin vacilar salabre y arriba, procedimos a pesarlo y dio 1,7 kg. en la báscula. Tras el pesaje, fotos y al agua.
Iba muy bien el día. Cuando todavía estábamos celebrando la última captura, Lorenzo dio un grito, “uno, tengo uno”. Era un pez bastante grande, pero antes de acercarlo a la barca se le soltó.
Continuamos por la misma orilla sin más resultado y decidimos cambiarnos de orilla y empezar la vuelta hacia el coche, ya que nos habíamos alejado mucho del mismo. A las 13:00 decidimos hacer un receso para comer y reponer fuerzas, buscamos una recula para protegernos del viento, he de mencionar la tortilla de patatas que hace mi cuñado, ¡¡¡buenísima!!!, después un café y a continuar, que el tiempo apremia.
Seguimos pescando por esa orilla dirección al coche que estaba llena de playones, pero se había levantado bastante viento, al poco de empezar a pescar, la misma tónica, cangrejito por el fondo despacito, y otro picadón, ¡¡¡zas!!!, garrotazo, pelea, y arriba, otro bass de 1,6 kg.
Seguimos adelante y nos encontramos con la catarata que hizo mención en unos videos nuestro compañero Kike. Nos hicimos unas fotos y seguimos pescando.
Poco después empezamos a localizar peces por la orilla, hasta que dimos con un bass que parecía ser de buen tamaño. Lance mi vinilo más adelantado de la posición del pez, se lo pase lentamente por delante, y ni caso. Volví a repetir la técnica, hasta posarlo suavemente delante de él, lo deje reposar un momento. Le volví a dar vida, y lo emboca, clavé con fuerza, ya lo tenía, pero debido a que estaba entre las ramas, se quedó trabado en las mismas. Por suerte había poca profundidad, y gracias a la ayuda de Lorenzo, conseguimos arrancar algunas ramas y desenredar la línea. Por fin subimos el pez a la barca, se trataba de un buen bass que resultó ser la pieza mayor del día con un peso de 2,4 kg. Nos hicimos unas fotos y lo devolvimos al agua.
Fue un día en el que Lorenzo no tuvo suerte, ya que se le soltaron dos buenos peces, pero que pudo salvar gracias a algunos keepers, como dicen algunos compañeros del club.
Y sin tiempo para más, eran las 4 de la tarde y debíamos regresar al coche. Eso si, habiendo pasado un gran día de pesca en el que los peces dieron la cara, y la compañía fue inmejorable.