Como comentabamos en la parte I de mi crónica sobre el embalse de Cijara, la fauna piscícola de Cijara es envidiable. Centrémonos pues en las principales especies depredadoras: barbo comizo, lucio y finalmente el black-bass.
La pesca de barbos comizos en superficie es espectacular y apasionante. Los barbos comizos entran muy bien en superficie a los paseantes y hélices. Pero la temperatura del agua tiene que ser alta para que esto ocurra. También se capturan buenos ejemplares con cucharillas, pikies y crankbaits.
De hecho, los barbos comizos son otro gran aliciente para venir a pescar a Cijara.
Aquí os dejo una foto de Julián (buen amigo, gran persona y un pescador buenísimo) con un monstro de Cijara. Un pedazo de barbo que sacó en superficie desde pato, no sé como pudo sacarlo, tiran como locomotoras. Hay que quitarse el sombrero con este pedazo de barbo comizo.
Cijara también es el paraíso de los lucios de dos cifras con la media más alta de España. Hay que reconocer que no tiene la población del pantano de Orellana, pero la media de tamaño es muy elevada. En Cijara sacar un lucio de más de 10 kilos es algo normal y frecuente. De sus aguas han salido lucios de más de 20 kilos.
Cubi, un gran amigo que es capaz de hacerse 550 kilómetros desde Cieza (Murcia) para pescar en Cijara. Por suerte, el viaje tan largo no fue en balde, él sabe lo que es Cijara y le recompensó con este lucio de más de dos cifras.
Este otro monstruo de Cijara lo capturó otro buen amigo, en concreto Gregorio de Bokebass. El lucio pesó 18.8kg, ¡impresionante! Sin embargo, el mayor lucio que he visto en una fotografía que me enseñaron pesó 22 kg y lo capturaron con un vinilo mientras estaban pescando black-bass. Una lástima no disponer de esta fotografía. Sin duda alguna Cijara alberga monstruos en sus aguas.
Hablando de nuestro amigo el bass, en 2005 la población de black-bass experimentó un notable incremento gracias a la presencia de alburnos. En 2011 aparecieron cangrejos americanos por todos lados. Entre alburnos y cangrejos, el black-bass está muy bien alimentado y es posible capturar ejemplares de de más de 3 kilos.
He tenido la fortuna de pescar desde barca y orilla muchos años de mi vida por todos los rincones mágicos que tiene este paraíso de la pesca del bass. Su pesca en superficie cuando empiezan a picar arriba es insuperable, pocos pantanos o embalses le superan, por no decir ninguno. Los buzzer, hélices, paseantes y poppers van de maravilla en Cijara. Este bass está capturado con buzzer, pesó 1.990kg y midió 54cm. El bass se escondía debajo de un puente sumergido, fue pasar el buzzer por encima del puente y picadón de infarto. La lucha, los saltos, fue para grabarlo.
Los paseantes también van muy bien y este morlaco que os pongo, lo capturó Natalio con un paseante. Fue para grabarlo en vídeo, el bass podía con Natalio, yo estaba al lado viendo todo, se cayó al suelo y el bass saltado. Teníais que ver la cara de Natalio, fue una lucha de tú a tú y al final pudo sacarlo del agua. Dió un grito cuando lo cogió con la mano, que se oiría de bien lejos. Si se le escapa rompe la caña, je,je..
Este otro bass que os pongo también entró a un paseante. Lance un paseante y empecé a moverlo «walking the dog». Ví una mancha por debajo y seguía moviendo el paseante…¡zas, ataque y picadón! La picada fue bestial y su lucha lo mismo. Conseguí sacarle para que me hicieran esta buena foto. Su peso al final fue 2.030kg.
Este otro morlaco que capturé, me picó a 50 metros de la orilla con un vinilo, su picada, su lucha y sus saltos no los puedo ni describir. Picó con el vinilo dejándolo parado 2 minutos. Peso 2.435kg y midió 56cm.
En una tarde mágica de Cijara de tantas que he tenido, logré sacar este otro buen bass que entró a un vinilo. Picó al anochecer, estaba en compañía de Natalio y Jesús Trujillo. El lance fue precioso, picó este black-bass al vinilo durante la caída. Pesó 2’075 kg.
El black-bass en el pantano de Cijara está muy presionado y hay que afinar muchísimo. De este black-bass que capturé en el 2012, tengo muy buenos recuerdos. Vi unas rocas que tenían muy buena pinta y lance un vinilo a unos 40 metros, lo dejé reposar unos 2 minutos y ¡zas, picadón! Estaba mi amigo Juan Andújar conmigo que fue el que me hizo esta foto 10. La lucha, los saltos, la alegría de subirlo con la mano y ver qué precioso era, fue inolvidable. ¡Qué satisfacción! Pesó 2.435kg y midió 54cm.
En el 2012 salió este otro tochito con un vinilo. La lucha y los saltos no se te olvidan. Peso 2.170kg y midió 53cm.
Permitirme que cierre esta segunda parte de mi crónica sobre Cijara con una experiencia personal inolvidable que me gustaría compartir con vosotros. Hace unos años fuimos a pescar a la zona del viaducto. Desde el viaducto, empezamos a andar dirección a las Minas de Santa Quiteria. Estuvimos andando unos 40 minutos para llegar a los buenos sitios.
Cuando estábamos pescando, vimos salir de entre las jaras un ciervo y se empezó a arrimar a nosotros. ¡Buff yo alucinaba! El ciervo se arrimó a nosotros, pero no se dejaba tocar. Mantenía la distancia. Yo empecé a tirarle fotos y estábamos flipando. Empezamos a andar para pescar en una recula y el ciervo empezó a seguirnos, yo le miraba y no me lo creía.
Seguimos pescando y el ciervo nos seguía siempre. Por la tarde ya devuelta al coche el ciervo nos siguió casi al coche y yo le intenté asustar para que se escondiera y no le viera nadie, por si le hacían algo, ya que allí hay cazadores furtivos.
Cuando volvimos a las dos semanas al mismo lugar, otra vez salió el ciervo entre la jaras. Este ciervo empezó a coger confianza con nosotros.
Ya nos conocía, yo le llevaba comida y al final me gané su confianza. Estuvimos muchos meses junto a esta maravilla que nos regalo Cijara. El ciervo creció y yo cada vez que iba a pescar a esa zona, le silbaba y salía de entre las jaras. Por fin llegó el día que se dejo tocar y acariciar. Este momento me lo llevo a la tumba, es algo que no puedo explicar con palabras.
Le pusimos al ciervo el nombre de Cijara. Le empezaban a salir los cuernos. Era una pasada estar todo el día pescando junto a un ciervo, allí en Cijara, lejos de la civilización. Era muy curioso, cuando sacábamos algún pez ,se arrimaba para verlo y olerlo.
Le llamé con la intención de que viniera y le pude hacer esta otra foto de ensueño.
Estuvimos unos 6 meses pasando días mágicos,que jamás olvidaré junto a este regalo de la naturaleza. Llego el día en que fuimos y no le volvimos a ver, yo silbaba y no salía de entre las jaras. Ya no le volvimos a ver nunca más. No sabemos que le ocurrió, pero se le echaba mucho de menos, le habíamos cogido cariño.
Con esta historia personal despido esta segunda parte de mi crónica que espero haya sido de vuestro agrado. Ya os adelanto que habrá una tercera parte de esta crónica con preciosas fotografías. Continuará…