Después de la asamblea general del club, los “fly anglers” me llenaron la cabeza de pájaros, o mejor dicho, de truchas, con cupos de 14 kilos y otras cosas semejantes en el coto de La Terrera. Aprovechando la primera semana del año intentamos organizar una salida a dicho coto, pero el día elegido condicionado por la marcha de Cisco a su European Tour, hacía que el coto de la Terrera no estuviera operativo. Así que invocando al famoso lema «You’ll neve walk alone» (Nunca andarás solo) nos unimos a Cisco y decidimos poner rumbo a Benagéber aprovechando la buena racha de sus asiduos visitantes en estos ya fríos meses de invierno.
Quedamos Jorge, Miguel García alias «El Presi», Cisco y Javi a una hora muy prudente para el tiempo que estamos: a las 8 de la mañana en el agua. Pues nada, bien abrigados y con la moral justa para la ocasión allí estábamos como muestra la foto.
Como se puede observar en la fotografía, era tan temprano que Javi aún seguía dormido. Como diría aquel: «Este Javi no está para salir».
Jorge, en su afán de pescar como co-angler del KVD de Massamagrell, cedió gustosamente su embarcación a la cúpula directiva del Valencia Bass Club. Obviamente, con el objetivo oculto de ganar sus favores en un futuro.
Miguel y Javi subieron cañón arriba según nos recomendaron nuestros guías de pesca y ellos se quedaron probando la zona de la presa (nótese la cantidad de veces que habrán ido estos dos para arriesgarse a probar zonas inexploradas en vez de disfrutar de la abundante pesca del mes de enero). Tomando buena nota de las indicaciones de los guías y casi visualizando gigantescas bolas de alburnos suspendidas empezamos a pescar con jerkbaits con la famosa técnica del jerk-stop, jerk-jerk-stop pero en versión invernal.
Sobre las 10 de la mañana a Javi le entró el primero del día y del año. Un bonito pez de 1’6 kg. Misión cumplida, ya no hacía porra.
Mientras tanto, Cisco y Jorge iban pescando las puntas dirección a la presa. En una de estas puntas a unos 7 metros, Jorge clava un buen bass a unos 7 u 8 metros a drop-shot. Lo pelea durante unos minutos y cuando estaba a punto de tirarse a la tarima en modo pro a sacarlo del agua, se suelta volviendo a las profundidades. Mala suerte.
Con un frío terrible a la sombra de las paredes del cañón decidimos hacer un receso para almorzar buscando una zona mínimamente soleada pero que nos salvó la vida y nos reconfortó el espíritu. Con energías renovadas volvimos a pescar donde lo habíamos dejado y Miguel, que como Presidente no podía quedarse atrás, sacó otro pez de 1.2 kg.
Seguimos cañón arriba y en una zona de grandes rocas sumergidas pasó una cosa curiosa. Pescando con los señuelos bastante próximos uno de otro en modo persecución, Miguel tuvo una picada que medio clavó y en ese momento Javi notó algo también en la línea. Vista la experiencia del día, Javi dijo rápidamente «Que me has enganchado mi línea!!». En ese momento Javi notó otro achuchón e instintivamente le di el cachete. Se equivocaba, Miguel estaba peleando un pez que dió 1.8 kg en la báscula y yo tenía un lucio no muy largo pero gordo que se soltó.
Para que luego digan que ambas especies no conviven en paz y armonía.
Mientras tanto, Cisco y Jorge habían hecho toda la orilla, pasando por delante de la presa, pescando los hot-spots de Cisco sin tener ninguna picada. La cosa se ponía sería, así que Jorge sacó su nueva arma secreta a estreno y nos cruzamos a la punta de la isla. A los pocos minutos, Jorge clavaba un pez con un cangrejo a texas sobre los 7 u 8 metros, lo arrastraba durante unos segundos y se soltaba. Mala suerte. Una vez más insistía en el mismo lugar y en esta segunda ocasión, tras notar el peso a la otra parte de la línea sacaría el primer pez de la jornada, que no era bass, sino un bonito lucio.
Como habíamos quedado con Jorge y Cisco a las 14:00-14:30 en la boca del cañón para comer decidimos ir bajando para no llegar tarde pero al llegar no había ni rastro de nuestros compañeros. Decidimos pescar la parte izquierda del cañón para hacer tiempo pero ya no hubo más picadas.
A eso de las 3 vislumbramos en el horizonte que ya venían. Cuando pasaron cerca de nosotros iba el Doctor ensimismado analizando alguna combinación de factores que le diera el 3000 cuando les grité que habíamos sacado 14 peces. Al oír la palabra “peces” su cerebro dió la orden para que su cabeza se girara con un ángulo que ni la niña del exorcista. Pronto descubrió que, como de costumbre, mentía.
Comimos sin prisa y reemprendimos la pesca sin ningún resultado por nuestra parte. Cisco y Jorge discutían sobre la zona más prolífica para las escasa hora y media que quedaban de pesca. Tras un profundo y sesudo análisis, decidieron pescar la orilla derecha de los cañones. A los pocos minutos, Jorge clavaba su primer pez a texas gracias a su nueva arma.
Hicimos una incursión de 50 metros por los cañones, pero el frío viento y el cambio de estructura nos hizo volver sobre nuestras pisadas. Javi y Miguel volvían para irse hacia la rampa y comentábamos la última picada de Cisco. En eso que con un jig, Jorge tiene la última picada y saca un keeper que no llegaría a un kilo. Así que no fue meritorio de foto.
Con los últimos rayos de Sol detrás de las montañas y un frío que nunca dejó de estar presente volvimos para casa con los primeros peces del año. Ya con los barcos fuera del agua, despedimos y deseamos la mejor de las suertes a Cisco que se iba de European Tour y no podría pescar en las próximas 5 semanas.
P.D.: Esta crónica escrita en su mayor parte por Javi va dedicada a Jorge que dando muestras de su amistad nos prestó su barco ya que Javi no podía disponer del suyo para este día. ¡Gracias amigo!