Estaba volviendo de Cortes cuando tengo una llamada de Pardo que quería ir a pescar el sábado a Benagéber. Buscaba a un angler para su co-angler Antonio Arranz. Hacía tiempo que no compartía una jornada de pesca con este crack, así que no dude en apuntarme.
A las 7:45 am con una escarcha que cubría de blanco las orillas de Benagéber llegábamos a este mítico embalse. Ya estaban en la rampa de botadura Paco y Pardo con la avispa y sus 2 turbina de 80 libras que estaban hoy en modo prueba. Botamos las embarcaciones sin más dilación y cuando me quise dar cuenta Paco y Pardo a full se perdían en la espesa niebla que reinaba en el embalse. Menos mal que Pardo venía en modo relax como él mismo confesaba.
Tuvieron el detalle de dejarme la orilla buena, o eso al menos era lo que yo pensaba en un principio. Hacía un frío considerable y el viento cortaba la respiración. Antonio temblaba tanto como yo.
Empezamos pescando con jerkbait maldiciendo que me hubiera dejado los Shap Rap en casa, mientras en la orilla de enfrente Pardo y Paco con jig y spinner a slow-rolling. A los pocos minutos ya oía los gritos de Paco mostrando su primera captura.
Paco y Pardo se quedaban en la punta de entrada mientras Antonio y yo nos adentrabamos en los cañones de Benagéber. El frío era insoportable. Mientras tanto, Pardo tiraba de raza de pescador curtido en una y mil batallas para demostrar, que aún en modo relax, nos podía dar un repasón.
Era tal el frío y la escasez de picadas por la orilla derecha de los cañones que nos tuvimos que volver para buscar el sol. Nos cruzamos de orilla y a los pocos lances sacaría con jerkbait el primer y único pez de la jornada.
Como esperaba, Paco me echó en cara que les estuviéramos quitando los peces. El patrón estaba claro, como hacía mucho tiempo que Pardo no iba a pescar, los peces salían en su búsqueda, no había más que ponerse en su camino para sacarlos.
Estuvimos almorzando rápidamente, pues ya sabemos todos la filosofía de Pardo respecto a la manutención en los días de pesca y eso que venía en modo relax:
Comer, puedo comer cualquier día de la semana. Pescar, sólo puedo hacerlo hoy.
Subimos por los cañones. A Paco se le veía feliz como un niño con zapatos nuevos, con su Nitro convertida en barco de eléctrico y más en compañía de su compañero de pesca platónico. Esta amalgama de sentimientos se tradujo en el que sería su segundo pez de la jornada.
Nosotros por nuestra parte, no nos enterabamos de la película. Los peces no picaban a texas y sólo tuvimos lo que creemos que fueron alguna picadas.
Ya a mediodía Pardo igualaba el marcador con el que sería el 2 a 2. Era todo un duelo de titanes en la cumbre.
Finalmente paramos para comer enfrente de Fuente Cabera, pero el reseso sólo duro unos minutos, no me dejaron ni comer el postre. Así que seguimos subiendo ambos barcos sin ninguna picada. Parecía que aguas arriba de Fuente Cabera aquello fuera territorio comanche.
Empezamos a bajar y Pardo se adelantaba con su tercer buen bass de la jornada. El que sabe, sabe.
A Paco sólo le quedaba la heroica, eso sí con la ayuda de Pardo que le dijo donde hacer el último lance. Paco sacaba el último pez ya entre dos luces. Otro crack.
Con esto ya nos dirigimos a la rampa para sacar los barcos, comentar las mejores jugadas de la jornada y despedirnos hasta un próximos día.