Un año más y ya van dos consecutivos, el club promociona el hermanamiento y divertimento de sus socios. En esta ocasión el escenario elegido fue el embalse de Benagéber.
El programa de festejos comenzaba con un día de pesca casi hasta que «la luna nos abrace» y sólo con la limitación de estar a las 21h en el albergue para cenar. La reinvidicación generalizada fue: pero a las 21h todavía hay luz u otra similar a última hora es cuando más pican. La cuestión es que a las 8:00am cuando llegamos a la rampa de botadura ya había allí una procesión de coches y remolques. Luego descubriríamos que en tres semanas nuestros amigos del Alberic tenían allí el social.
Mientras Miguel y yo botamos el barco, por otra de las rampas un pescador en el TOP-10 acompañado de su co-angler Chimo de Navarrés iniciaban su jornada de pesca. También aparecieron por allí otros del Alberic como los incombustibles Esperanza y Miguel. Por parte de nuestro club, ya había algunos pescando, entre ellos Lázaro y Lorenzo, o Daniel Fajardo que no había pegado ojo en toda la noche con los nervios a flor de piel, pero a la mayoría se le pegaron las sábanas.
Pronto llegarían el inigualable Emilio «The Guardian» acompañado del maestro del tuning «Edu». Venían ultramotivados y con ganas de pasarlo bien. También llegaron poco después Jesús Ávila y su sobrino Juan Fernando.
Nos dirigimos a los cañones pescando rápido con jerkbait y crankbait, y fuimos sacando los primeros peces.
Como un reloj, a las 10h las tripas de Emilio que venía por la retaguardia empezaron a crujir. Así que aplicamos la filosofía «The Guardian», absolutely no stress, y bajamos de los barcos para almorzar. Allí en la orilla, Edu nos invitó a los más diversos manjares de tierras manchegas, el menú era de los más variado, desde lomo adobado, pasando por tomate frito con bonito que estaba delicioso, además de queso, choricillos de la tierra, gazpachos, etcétera, etcétera, desde aquí nuestro agradecimiento a Edu. Por mi parte, bueno, mi madre, hizo su contribución a tales manjares con almendras y cacaos fritos que ponen ese brillo especial en los ojos de Emilio. Luego se unirían al almuerzo Juanito el de la grúa y Paco Arroyo.
Fuimos subiendo hasta los cañones próximos a la rampa de Tartalona. Un poco antes Emilio y Edu nos habían dejado por falta de baterías. En eso que se encontraron con dos veteranos de guerra que subían por los cañones, el maestro Paco Revert y el presi, Miguel García. Os dejamos una foto del maestro.
También andaban por los cañones Lázaro y Lorenzo, éste último muestra orgulloso su captura pescada a texas, cómo se puede deducir del estilo de su sombrero.
Seguimos adelante en compañía de Paco y Chimo que iban por la otra orilla. Como siempre Paco, muy competitivo, nos decía a voces que picaban a todo.
Fuimos subiendo cada uno por una orilla hasta que Miguel dió la campanada y sacó el primer pez bueno por encima de los 2kg, más exactamente 2.2kg.
A las 14h paramos a comer con los compañeros de Alberic, Paco y Chimo, que estaban en modo entrenamientos oficiales. La tertulia de sobremesa fue animada, y nos contaron la anécdota de les llumenetes.
Por allí también andaban Fernando y Vicent Gargallo. Vicent, una máquina pescando había pescado de todo un poco.
Fuimos bajando y nos encontramos con Juanito y Paco que habían dado con los peces y habían sacado varias hembras por encima de los 2kg, seguro que los sacaron con el ya mítico montaje de Juanito el de la grúa.
Estuvimos charlando un rato con ellos, engatusándoles para sonsacarles las técnicas empleadas. Cuando se percataron de nuestras argucias, nos expulsaron de su orilla y seguimos por la otra orilla con pocos resultados, sólo conseguí que se me escapara un pez bueno.
Sin embargo, Paco consiguió sacar otro buen pez de casi 2.4kg.
Fuimos saliendo de los cortados acompañados por Juanito y Paco, por allí también revoloteaban Paco y Chimo que bajaban y subían por la orilla de enfrente. Contra todo pronóstico fuimos sensatos y nos dirigimos a la rampa de botadura a las 19:30. Allí Emilio nos contó como había sacado un lucio de 9 kilos con una spinner montada en una línea de 10 libras. Así paso, que para sacarlo casi tenemos que bajarle la cena al embalse.
Finalmente sacamos el barco sin problemas a pesar del barro reinante por las orillas. Sin embargo no fue el caso de otros, menos mal que siempre hay un Terrano a mano para sacarnos del atolladero.
Subimos al albergue, pusimos a cargar las baterías, nos duchamos y a cenar. Un año más Fede nos deleitó con unas deliciosas tartas de manzana de su propio horno ubicado en Silla. Fede se llevó un merecido aplauso por este gesto altruista. Tras la cena una foto de familia con todos los asistentes al Día del Club, otra foto para el recuerdo.
Seguidamente, llegó el momento de la rifa del equipo de mano de Paco Revert que hizo de proveedor y de mano inocente. El afortunado fue Juan Fernando, nuevo socio del club, que ya podrá disfrutar de una Saint Croix Avid de spinning con un carrete Shimano.
Tras esto vino el botellón y la tertulia nocturna hasta las tantas de la madrugada, que sólo fue interrumpida por una intrépida dama del gremio de los músicos que venía buscando tabaco, o al menos eso es lo que nos dijo.
La noche fue más o menos convulsa en función de los compañeros de habitación.
Al día siguiente, de nuevo al lío, desayuno rápido y a pescar de nuevo. Nos quedamos por la zona de la presa y los peces no daban la cara, ni en superficie, ni crankbaits de profundidad, ni drop-shot, ni rayos. Estabamos desesperados. Al final, en una punta se hizo el milagro sacando 4 peces, en 2 dobletes, para flipar. El mejor de ellos un pez de 1.8kg con un senko a texas.
Otros compañeros tuvieron mejor suerte en los cañones y sacaron más peces de talla.
De todas formas, el susto estaba por llegar, y mientras íbamos volviendo decidimos parar en un cortado. Al tercer lance, con un senko blue pearl a texas, noto que algo toma el señuelo y clavo como un resorte, patapam. Lo que estaba a la otra parte de la línea tiraba de un forma descomunal, no podía hacer nada más que dejar que mi carrete silbara como un loco. Era como si llevara un locomotora en la otra parte. Tras un cuarto de hora de lucha y unas cuantas carreras, empieza a aflorar un ciprínido dorado, una carpa enorme que hizo que mis piernas temblaran como no lo hacían desde hace tiempo.
Vicent Gargallo también demostró ser un especialista de la pesca de ciprínidos.
Volvimos a la rampa de botadura, sacamos los barcos y subimos a comer. Paella en hermandad con vistas al embalse y repetimos de tarta de manzana. ¿Qué más se puede pedir?
Tras dos días intensos con más de 15 horas de pesca a nuestras espaldas nos fuimos cada uno a nuestra casa. Como siempre el día del club fue una ocasión inmejorable para conocer a los compañeros del club, compartir anécdotas de pesca y charlar sobre todo lo que rodea nuestra afición. Agradecer a todos los asistentes el buen ambiente y compañerismo, y el año que viene más y mejor.