Pensat i fet

La semana pasada las noticias corrieron como la pólvora en los mentideros de la pesca en Valencia. “No sé quien estuvo el sábado y sacaron más de 50 peces, 8 por encima de los 2 kg”, “eso no es nada” -decía otro- “no sé quién estuvo y sacó 35 sin salir de la misma recula”. Y así todos nos preguntábamos “¿y por qué yo no?”. Así que, cuadrando las agendas de obligaciones sociales con las previsiones meteorológicas (que no auguraban un tiempo muy apacible) Miguel y yo decidimos ir hasta la hora de comer y hacer lo que pudiéramos.

Madrugamos y antes de las 7:30 ya estábamos en la rampa de botadura a la espera de que otros compañeros del club botaran su barco. De forma totalmente inesperada no había ningún otro remolque en los alrededores. Mientras botábamos el barco, llegaron otros pescadores que rápidamente metieron la zodiac al agua. Ya éramos 3. Una vez en el agua, y ultra motivados, salimos en dirección opuesta a las otras embarcaciones y empezamos a pescar en superficie. No se veía ninguna actividad y al doblar una punta recordé las palabras del Doctor con su ya célebre “Dejémonos de tonterías”. Así, pescando un poco más despacio empezaron a salir los primeros peces. El momento álgido fue entre las 9 y las 11 de la mañana donde el frenesí de picadas fue espectacular. Picadas francas incluso a pez visto. En este último caso, Miguel los hacía comer con maestría con una técnica de lance y presentación depurada que casi todas las veces terminaba con el pez en sus manos.

Los peces eran prácticamente calcados todos con pesos que rondaban el kilo-kilo y algo. Así fueron pasando las horas, siempre pendientes del cielo por la amenaza de lluvia, hasta que sobre las 12:30 nos alcanzó José Pedro Abad que venía pescando rápido detrás de nosotros con bastante buen resultado también según nos dijo. Después de una pequeña charla con él haciendo balance de la mañana, el se adelantó a la orilla de enfrente para no interferirnos y nosotros seguimos por la misma hasta una zona más de cortados donde pescamos con crankbait. También salieron peces con estos señuelos y Miguel se hizo así con la que sería la pieza mayor del día. Un bonito bass de 1’950 kg que fue devuelto al agua tras una buena pelea.


En este tipo de estructura comentamos que era raro no tocar ningún lucio y, como si nos hubiera oído, me paran el cranck bait y rápidamente viene hacia el barco. Paso justo por debajo de la proa y vi un lucio de unos 4 kilos yéndose hacia aguas abiertas. La pelea duró lo que le costó cerrar su boca y cortar el hilo llevándose consigo uno de mis señuelos fetiche.

Volvimos a pescar lento en cuanto el terreno lo pidió y mirando el reloj porque nos teníamos que ir ya. La última picada fue de esas que salen en los reportajes de la tele. Recogiendo el cranck bait en paralelo a la orilla vi, a escasos 2 metros del barco, en una losa blanca con 1 metro de agua un bonito bass. Terminé de recoger rápido, cojo la caña con el vinilo y se lo pongo justo delante de sus narices. El pez lo encara, lo mira 1 segundo y se lo traga. Cachete, bonita pelea y un broche de oro para este día de pesca.


Lástima que todos los días no sean así.

Muchas gracias,

Javi Sánchez.

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