Erase una vez, un pescador de black-bass que vendió su alma por unos insulsos cefalópodos. Fue tal su entrega que le llevó a deshacerse hasta de su embarcación: craso error. Sin duda alguna era necesario un plan de choque para recuperar esta alma descarriada. Así que gracias al último cable recibido desde Massamagrell, el escenario elegido fue Benagéber.
De esta manera se fragua una jornada de pesca, que casi se podía definir de ejercicio de exorcismo, en compañía de mi cuñado Andrés y mi hermana Mª José. Como paso previo al complejo proceso de recuperar un alma de pescador de black-bass descarriada le regalé a mi cuñado un Sculpo de Molix en color Alqueva Craw. Como algunos dirían, «terrorífico».
Cuando llegamos a Benagéber nos encontramos con la grata sorpresa de ver dos coches familiares, el del incombustible Juanito «el de la grúa» y la bestia del «Molt Honorable». Esto ya me hizo esbozar una sonrisa. Mientras botabamos el barco llegaron Javivi e Iván. Iván acababa de llegar de tierras canadienses después de dos meses y fue una alegría volverlo a ver.
En cuanto a la pesca, subimos aguas arriba intercalándonos con Javivi e Iván que utilizando «bleeding edge fishing technology» habían sacado uno de los buenos en el primer lance. Mientras tanto, con mi montaje «Texas Rig» sacaba el primero de la mañana.
Así iríamos sacando alguno que otro con azafata al fondo.
El ejercicio de exorcismo empezaba a dar los primeros resultados y Andrés conseguía estrenar su Sculpo con un buen primer bass de más de 1.5kg.
Fuimos subiendo hasta que vimos que Javivi e Iván bajaban y decidimos dar la vuelta y empezar a pescar desde enfrente de la rampa de botadura. Momento que aprovechó mi cuñado para realizar sus prácticas convalidables para el título del PNB.
Ya enfrente de la rampa Andrés dió un paso más y sacó otro buen pez con su Sculpo.
Sacaríamos alguno más y fallaríamos otros tantos, pero era hora de comer y paramos en una récula. Os dejo una solemne foto del «rayo azul» con su motor eléctrico Johnson a proa tras más de 15 años de surcar las aguas de nuestros embalses.
Otro clásico de estas jornadas de pesca es el lomo y longanizas con pisto de mi madre que nunca le agradeceré bastante.
Seguimos bajando, sacando algún pez que otro hasta que llegó el susto de nuevo con el Sculpo y finalizamos el proceso de recuperación del alma de pescador de black-bass con una perca (que diría Álex Fabra) de 2.5kg.
Os dejo otra foto que es una estampa que se repite jornada tras jornada: Custom Rod by Nacho Revert & Jewel Jig
Al volver a la rampa de botadura nos reencontramos con nuestros compañeros del club que habían tenido la misma o incluso mejor suerte que nosotros. En definitiva, una buena jornada de pesca donde nos reencontramos con el bass y disfrutamos de nuestro deporte.