Y por fin se celebró una edición más del Lucio Jamonero tras una suspensión debido a condiciones meteorológicas extremadamente adversas y una asamblea de la AEBass de por medio. El lugar elegido fue una vez más en el embalse de Contreras que presenta un nivel constante envidiable y que de seguir así augura excelentes jornadas de pesca.
En esta ocasión la botadura de las embarcaciones se realizó por la localidad manchega de «La Pesquera». Quedamos a las 8:00h en la entrada del pueblo y allí estabamos con un frío del «carajo» a -3ºC, pero un día despejado y sin viento, menos mal.
Tras circular un rato por las pistas forestales que rodean el embalse de Contreras llegamos a una amplia rampa donde pudimos botar dos barcos a la vez. Algo así como en el Caspe.
Cada embarcación tiró para un lado diferente. Emilio y Eduardo se fueron al puestet que «The Guardian» tenía controlado, mientras la mayoría fuimos aguas arriba quemando baterías.
Por mi parte, dí la vuelta a la gran isla que teníamos justo enfrente y que tan buenos resultados me había dado en ocasiones anteriores. El agua estaba fría, muy fría, yo la ví a 7ºC y los peces no se veían por las orillas. Nos pusimos a pescar con vinilos a fondo con pikies y mogamos, pero ni «golerlos».
Mientras tanto «The Guardian» y Eduardo hacían de las suyas aplicando la técnica del yo-yo y sacaban un lucio de 3 kilos para abrir boca.
Bueno, un lucio y hasta un bass «made in the guardian», ¡para flipar!
Mientras tanto Yolanda y yo subimos hasta los primeros cortados donde Contreras empieza a encañonarse, nos la jugamos a todo o nada. Por delante de nosotros, los ZZ machaban los puntales insistiendo una y otra vez.
Finalmente, tras horas de pesca, en menos de 20 minutos sacamos dos lucios alrededor de una pequeña isla, aunque no eran especialmente grandes.
Aguas abajo, «The Guardian» guiaba a Eduardo al puestet que le daría un lucio que valdría por un jamón y que pesó más de 5 kilos.
Allá a las 15:00h pasadas fuimos llegando a la rampa de botadura y tras sacar los barcos, comimos alrededor del barco de Javivi que lo estrenaba para la ocasión. Los comentarios jocosos fueron un continuo durante la sobremesa y Emilio era el alma de la fiesta invitando a cubatas a unos y otros, pero nos abstuvimos por lo que tenía que venir. De hecho, allí estabamos cuando pasó la benemérita haciéndonos formar como un acto reflejo.
Finalmente, algunos de los asistentes posamos para la posteridad en compañía del jamón que hubo en juego en esta jornada de pesca entre amigos.
Como despedida, dejo una foto de la pareja ganadora para el recuerdo ostensiblemente feliz con su merecido premio entre las manos. ¡Enhorabuena!